LA HISTORIA DE UNA GORDA
Según me contó mi mamá,
cuando nací, pesé más de cuatro kilos, era demasiado grande que hasta el médico
se sorprendió. Mi madre me dio pecho unos cuantos meses y solo se limitó a
consentirme dándome comida chatarra o light como kellows, yogures, queso alpina
y otros, buscando así que mi constitución rebajará un poquito, pues yo parecía
un cilindro de gas de los pequeños y eran muy pocas las personas que se
atrevían a cargarme, porque según ellos, yo pesaba demasiado y el único que lo hacía
obligado era el estúpido de mi hermano, el cual se llamaba Lisímaco.
Los cinco primeros años
de mi vida, la pasé más en el suelo que en los brazos de alguien, nadie me
cargó y a todos les gustaba llamarme “gordita bella” o “angelito grasoso”, eso
me lo dijo alguna vez mi padre en una de sus tantas borracheras. Cuando entré a
la escuela a estudiar mis compañeros se burlaban de mí por ser gorda, me
tiraban la basura, para ellos yo era su caneca preferida y me daban sus sobras
de la media mañana porque también para ellos yo era su marranito.
Cuando entré a la
secundaria, ya tenía en mi cabeza la obsesión y el sueño de algún día tener un
cuerpo esbelto como el de mis amigas. A los trece años me pasó una de esas
cosas que las mujeres obesas nunca planean que les pase, pero por cosas del
destino les pasa. Me enamoré de alguien que jugaba en el equipo de fútbol del
colegio donde estudiaba y para mi ese man era un ángel terrenal, un papacito.
Yo sumergida en el amor y con la ignorancia que caracteriza a todas las
mujeres, le envié una nota la cual firmé en la parte de abajo, pues no quise
llamarme su admiradora secreta o algo por el estilo. La nota decía más o menos
así. “Eres el hombre que se roba mis
sueños, el galán que quiero adorne mi cuarto, el ladrón que anhelo hurte cada
uno de mis besos y el ángel que deseo tener en mi piel…” Se de buena fuente
que él la leyó y al darse cuenta quien era su remitente, soltó una sonrisa
irónica y me mandó a decir que me fuera al diablo y que un tipo como él, nunca
se fijaría en una gorda tan fea como yo. Ah, se me olvidaba que usaba gafas,
que no sabía combinar mi ropa y que me la pasaba comiendo chocolatinas,
helados, tortas y toda clase de mecato. Realmente parecía un elefante o un
mamut.
Me sentí muy triste por
la respuesta de Froilán, pero seguí mi vida, aunque me la pasaba pensando en si
dejar de comer y hacer ejercicio o seguir comiendo, al final la segunda opción
ganó. Cuando cumplí los quince años, a mi mamá se le metió la idea de hacerme
una fiesta (yo era su única hija). Cuando fuimos a buscar mi vestido, me gané
un centenar de regaños por estar tan gorda, al final me compraron un vestido
rojo, fue el que encontramos, los otros no me sirvieron.
Invité a mi fiesta, a
unos cuantos amigos y a mis familiares más cercanos. Me sentí feliz con la
gente que me acompañó en ese día tan especial para cualquier mujer, esa noche
no baile el vals, no hubo quien me enseñara a bailarlo, creo que fueron unos
quince fuera de lo normal, además mi primo Rómulo se tiró mi noche cuando gritó
todo borracho “Mi prima Antonia Inés parece un globo con ese vestido”, claro
todo el mundo soltó la carcajada y a mi me tocó irme para mi cuarto a llorar,
solo me consolé cuando mi tío Patricio me prometió que me iba a pagar una
liposucción (a los ochos días de haber pasado la fiesta lo mataron por deberle
plata a un mafioso).
En la fiesta de grados
le di el primer beso a un hombre (pensé que había sido por amor) fue a un chico
llamado Oscar Jairo que estudiaba en décimo grado y que era bastante apuesto.
No fue un ósculo amoroso, el maldito me besó solo porque yo había sido el
premio de una apuesta de cinco chicos que se habían retado al que primero
besara la gorda del colegio y el ganador fue él. Después entré a la
universidad, escogí la carrera de odontología, allí conocí a buenos amigos y a
un joven llamado Cesar Luís, quien me encanto con su forma de ser, era muy
simpático (con este perdí lo que llaman virginidad). Una noche me invitó a su
casa a estudiar y en un descuido mío, me rompió la falda diciéndome que el se
moría por hacer el amor con una gorda tan sensual como yo. Temblé mucho antes
de decirle que si, pero cuando vi que mi falda estaba hecha trizas y que tal
vez el llevado por mis gruesas piernas quería tenerme en su cama, accedí
gustosa. Nunca pensé que hacer el amor era algo tan maravilloso, me divertí
mucho e hice con él cosas que es mejor no describirlas pero que son muy vacanas
a la hora de acostarse con alguien. Con este joven el cual se llamaba Elías
Enoc, tuve una relación no sentimental sino de encuentros sexuales, si yo
quería hacerlo lo llamaba o viceversa, solo sexo hubo entre los dos. Yo lo hacía
porque estaba convencida de que haciéndolo seguido podía rebajar unos cuantos
kilos y también porque había leído en una revista que cuando se besa se pierde
muchas calorías. A la final me cansé de hacer el papel de puta sin sueldo y
dejé a ese guevón.
Durante varios meses no
tuve sexo y me engordé demasiado al punto de que me internaron en un hospital
por quince días, se me subió la presión y tuve algunos problemas con la
circulación. Me tocó hacer una dieta bastante balanceada hasta que logré
nuevamente el peso que tenía. No he hablado de la única cosa buena que me había
dado papá Dios y era que poseía una voz prodigiosa. En la universidad me junté
con varios amigos y formamos una banda de rock a la cual llamamos “La gorda y
nosotros” tocamos un rock suave y alguna vez en una de nuestras presentaciones,
la tarima en la que nos estábamos presentando se fue al suelo cuando me hice a
un extremo de ella, mis amigos y un sector del público me echaron la culpa a
mí, dizque por mi peso se había desequilibrado ese armazón de madera. Hasta esa
noche duró mi carrera como cantante de rock, después seguí cantando sola
acompañada por pistas, eso me hacía diferente de las demás mujeres, aunque a mi
show iban muchos curiosos a ver cantar a la gorda.
Tuve la suerte o más
bien la desdicha de que un empresario me observara cantar, a él le gustó mucho
mi voz y me invitó a grabar un cd con su empresa. Las canciones que escogí
fueron composiciones de un amigo mío llamado Eleuterio y otras cuantas mías.
Después de seis meses de arduo trabajo, al fin dio sus frutos. El cd lo llamé
“Abriendo un camino, buscando una gloria” y fue todo en género pop. Se vendió
como pan caliente, eso se notó al principio cuando empecé a recibir los derechos
de autor y cuando me la pase durante varios meses de gira promocional. Me
sentía la mujer más afortunada de este universo, hasta que me enteré que yo
merecía más dinero del que me daban por concierto y por la venta del cd y como
me había dejado llevar por las excentridades que se pueden hacer con el dinero,
quedé en ruina, mi empresario se evaporó y nunca más lo volví a ver. En los
periódicos mi foto fue la más publicitada y fue la burla de varios columnistas,
“El fin de la gorda cantante” fue el artículo que más me dolió, ahí el imbécil
periodista me echó cuantas sátiras quiso y cínicamente se burló de mi enorme
cuerpo.
Con unos cuantos ahorros
que logré dejar por ahí, monté mi consultorio odontológico y empecé nuevamente
desde abajo. Tuve muchos clientes, la mayoría de ellos personas que habían
comprado mi cd. No tuve novio, pues nadie se fijaba en mí, exceptuando al
morboso de mi vecino, que solía hacerme propuestas indecentes cada vez que
tenía la oportunidad. El amor tocó mi puerta cuando cumplí veinticinco años,
fue un chico que laboraba en una empresa de mensajería y que al igual que yo
era obeso. Al principio ambos no sentíamos mal, pues la gente nos miraba y se
reían de ver dos gordos tomados de la mano e incluso alguna vez alguien dijo
que parecíamos dos buñuelos en busca de la natilla. Con Tomas Eloy duré cinco
años, con el hice muchas veces el amor y era para ambos la cosa más fascinante,
porque a pesar de no tener dos cuerpos tan esbeltos, nos ideamos la forma de
experimentar posiciones sexuales que incluso nos costó dañar varias camas. A
ese man lo adoré con el alma, me hizo la gorda más feliz de este mundo. Terminé
con él, cuando lo descubrí haciéndole el amor a una jovencita escuálida y sin
ninguna gracia física. La razón que me dijo el maldito, fue que quería hacerlo
con alguien que no tuviese tanta grasa como él.
Mi negocio marchaba bien
e incluso contraté a dos personas más para que me ayudaran mientras yo
estudiaba ortodoncia. No me pude graduar con honores, pues me echaron de la
escuela por pelearme con una flacuchenta que me dijo que yo parecía un bollo de
dinosaurio y lo aprendido en esa escuela lo implementé en mi negocio. No volví
a tener ningún romance con nadie, todo el que se me acercaba lo hacía por
interés o buscando hacerme el amor, eso me dolía mucho, pero no tenía razones
de peso para sustentar lo que me estaba aconteciendo.
La manía de comer nunca
la deje e incluso me engordé demasiado. Conseguir ropa era para mí algo difícil
y mi rostro parecía un inmenso melón que nadie quería tocar. Tenía treinta años
y ya en mi corazón sentía la necesidad de tener un hijo, pero me hacía miles de
preguntas que no sabía quién me las podía contestar, una de ellas era quien
quería tener un hijo con una gorda tan fea como yo. Pero como todas las mujeres
somos vanidosas, investigué la forma de cómo transformarme totalmente, valía
una millonada hacerme tres operaciones que me dejarían como una barbie.
Hice de todo para
ahorrar dinero, empanadas, buñuelos, tortas, vendí mangos, cremas, chicles e
hice algo increíble, me prostituí. Me fue bien trabajando como prostituta,
muchos querían hacerlo con la “puta gorda”, así lo decían en tono de chiste. Me
salí de ese oficio cuando ya tenía más de ocho millones de pesos recogidos, los
cuales los guarde debajo del colchón de mi cama encaletados dentro de él. Pero
me llevé una gran sorpresa el día en que los fui a sacar, alguien me los había
robado, no sé cómo se enteró el ladrón de que esa cantidad de dinero estaba
ahí. Lloré como una Magdalena arrepentida y mi única esperanza ahora de ser una
mujer esbelta, era que me ganase la lotería.
Me fui nuevamente a
vivir con mi madre y me estaba volviendo amargada, tal vez la falta de macho
como me decían mis amigas o el ser una gorda fea, no permitían que mi destino
cambiara. El tiempo pasó y solo pasaba el tiempo atendiendo a mis estúpidos sobrinos,
mi hermana era más perra y ya tenía cinco hijos con un vago que de vez en
cuando le pasaba algo, afortunadamente yo si había sabido para que era el sexo,
en cambio ella no.
Me daba mucha tristeza
ver a muchas mujeres usar ropa de moda, ni siquiera un bluyin descaderado me
podía poner, se imaginan a un elefante en tangas, así mismo quedaría, ni un top
podía colocarme, pues era muy grande mi barriga o buche como algunos lo llaman,
eso me dolía en mi alma. Nunca pude tampoco, usar una minifalda, pues mis
piernas eran gruesas y llenas de celulitis y que pena que lo estén criticando a
uno y además eso era faltarle al respeto a la estética. Me conformaba con usar
sudaderas todos los días, aunque no fuera deportista.
A los treinta años
conocí a un joven llamado Gustavo Adolfo, de 18 años, él me propuso hacer el
amor, yo algo sedienta de sexo acepté su invitación, la consecuencia de este
impulso fue que quede embarazada, me alegré mucho, aunque sabía que el padre de
esa criatura era un jovenzuelo que solo quiso experimentar algo con una mujer
distinta a las demás, una gorda. Mi hijo nació bien y le puse el nombre de
Heriberto de Jesús. Gustavo Adolfo, nunca supo de la existencia de su hijo y
siempre mantuve en secreto la identidad del padre de mi niño. El destino me
premió y comencé a laborar en una empresa de diseño de interiores, como
asistente de mercadeo. Me fue excelente en ese trabajo, mi hijo creció y se
convirtió en un gran ejecutivo. Se me olvidaba escribir esto, mientras mi hijo
creció, tuve varios amantes, a los cuales me tocaba pagarles para que me
calmaran mis ansias, ya no encontraba quien desease una gorda.
Mi hijo me veía muchas
veces llorar por ser tan obesa, tan fea y tetona. En vista de esto me propuso
que me operara que él corría con los gastos. Tenía cincuenta y dos años y era
una convencida de ese maldito lema “Nunca es tarde para empezar”, así que
decidí aceptar.
Antonia Inés, murió
trágicamente mientras le hacían su liposucción, nunca supo que su hijo la había
llevado a una clínica recién fundada y que los médicos que laboraban en esta no
tenían la experiencia necesaria para este tipo de intervenciones. Antonia Inés
fue como todas las gordas, desafortunada y afortunada, tuvo muchos trabajos y
siempre deseo ser una mujer esbelta, pues vivía cansada de que la comparase con
un marrano y de que muchos hombres tuvieran con ella sexo, solo por saber que
se siente estando con una gorda. A su entierro no fue nadie aparte del cura y
dos viejas chismosas, su hijo tampoco asistió, no sé por qué no lo hizo, pero
si sé que los gusanos disfrutaron por varios días de la carne y la grasa de la
gorda fea y tetona llamada Antonia Inés.
EL
DIARIO DE UNA MUJER
*Febrero 19, Domingo
Hoy fui a comprar un helado y al tenerlo tan cerca de mis ojos, solo
pude conseguir... quedarme quieta como una estatua.
Marzo 1, Miércoles
Ayer caminaba sola por el parque y mi intención era hablar con él,
pero por estar pensando en otras cosas, él paso junto a mí y ni siquiera me
observo.
Abril 15, Jueves
Anoche estuve en una fiesta de grados y él se me acercó a invitarme a
bailar, cuando llegó junto a mí, solo dijo: "bailamos" no le pude
contestar nada, fue tan grande mi emoción, que hasta sé me olvido que sabía
hablar.
Mayo 13, Viernes
Hoy estaba nadando en la piscina olímpica y de pronto observe que él
sé ahogaba, cuando quise acercarme a ayudarlo; la estúpida de Blanca Josefa le
estaba dando respiración boca a boca.
Junio 8, Sábado
A medio día me fui para donde mi tío y al llegar a su casa me lleve
una gran sorpresa al ver que en la sala de visita, estaba él, hablando con mi
primo, el estúpido de Pablo Oliden.
Agosto 17, Martes
Anoche por fin hablé con Jorge Valentín y aunque mi corazón brincaba
con locura, saqué fuerzas para decirle: "Valentín tú me gustas mucho y me
gustaría ser tu novia" él sin pensarlo mucho me dijo: "Carmen Lucila,
te voy a ser sincero, soy gay y hace dos meses soy el novio de tu primo Pablo
Oliden".
Querido diario:
Hoy comprendo que soy una mujer, sin nada de suerte en el amor, quizás
me vuelva una prostituta para que así los hombres se motiven a besarme.
Enero 14, Lunes
Hoy fui a la biblioteca a leer un libro llamado "la mejor manera
de entender a los hombres" y sin imaginármelo allá lo observé, su nombre
era Gustavo Antonio, era auxiliar de la biblioteca, y me propuse conquistarlo.
Febrero 18, Miércoles
Anoche le envíe una sencilla carta en la cual le decía textualmente: Gustavo:
¡hola¡ Te escribo esta nota con el ánimo de hacerte saber que me interesas, de
decirte que eres un hombre genial, que con tu amabilidad me enloqueces y tienes
un carisma que todo ser especial, suele llevar en lo profundo de su corazón, me
gustas mucho y anhelo con locura, estar en tu frágil alma y mente. A esta misiva
le anexe una chocolatina. Al cabo de unos días me enteré de que había leído la
nota con algo de tedio; y que la chocolatina se la había regalado a la idiota
de Gloria Fabiana.
Marzo 31, Viernes
Hoy lo llamé a su casa y cuando contesto el teléfono, tan solo pregunto:¿con
quién hablo? le dije que con Carmen Lucila, él solo dijo: "No quiero
hablar con nadie" y colgó el teléfono al instante.
Abril 7, Domingo
Hace dos días lo vi en un
centro comercial y al querer hablar con él, me esquivo con el pretexto de que
llevaba algo de afán.
Mayo 2, Martes
Ayer me lleve la sorpresa menos esperada y sin imaginármelo, descubrí
que mi idilio Gustavo Antonio era un transexual. No lloré, llorar no vale la
pena y menos por un falso hombre.
Junio, 31, Jueves
Querido diario:
Que triste es sufrir por amor, quizás la única manera de vivir alegre,
es soñar con mariposas de cristal y pensar que el amor es un invento, de ese
loco cubano llamado Baldor.
Querido diario:
Hoy entre a estudiar a la universidad y la carrera que escogí fue odontología;
mis ojos se deleitaron al ver tanto papacito que estudia allá.
Febrero 22, Sábado
Anoche estuve en una fiesta de integración y mis compañeras se
divirtieron de lo lindo, había hombres a montón, no la pasé bien, porque ningún
idiota tuvo la gentileza de invitarme a bailar.
Marzo 12, Lunes
Hoy alguien me envió una nota acompañada de una rosa y de chocolates y
al recibir esto me alegré mucho, por fin alguien se había fijado en mí, pero
como no todo es color rosa, me llevé una desilusión tenaz, porque al cabo de
una media hora, alguien vino y me reclamó, lo que había recibido; porque según
él, el mensajero se había equivocado de chica.
Abril 23, Martes
Ayer alguien me llamó a mi casa, durante media hora hablamos y me
dijo: "Me gustas mucho y eres lo que
más anhelo" después de hablar mucho rato, quedamos de vernos al otro
día; como una idiota lo esperé en aquel restaurante y nunca llegó. Dos días
después supe que esa llamada era una broma del idiota de Arcelio de Jesús.
Mayo 1, Sábado
Anoche quise cambiar mi estilo de vida y para ello asistí a un club
nocturno llamado "Antro de la lujuria"; allí baile hasta el punto de
morir, fumé marihuana, me acosté con dos hombres, pero paso algo que no debió
pasar y fue que terminé durmiendo en un calabozo de la estación de policía,
teniendo como compañeras a una docena de prostitutas, creo que esta locura de
buscar el amor de mi vida es mejor echarla al olvido.
Agosto 7, Jueves
Hace dos días estoy en recuperación en este extraño hospital, y creo
que me faltan otros dos días para salir, pienso que fui una tonta al ver ese
man de la moto y no mirar que del otro lado venia un carro.
Noviembre 5, Sábado
Hoy estuve bailando en una discoteca y después de bailar una docena de
canciones, estaba sudando sin parar y se me ocurrió la idea de decirle a mi
pareja que me diera un poco de ventilación con su boca; pero el muy idiota me
arrojo un montón de babas sobre mi sensible espalda.
Diciembre 24, Martes
Nuevamente es Navidad y como tantos años la pasaré sola esperando que
llegue el niño Dios, haber si de pronto me trae de regalo un hombre.
Diciembre 25, Miércoles
Al levantarme, no vi ese hombre que siempre anhelo encontrar cada 25 de
Diciembre, lo único que hallé, fue un par de tangas amarillas.
Diciembre 31, Martes
Hoy finaliza otro año y espero que en este año que comienza, logre por
fin obtener ese amor tan anhelado en mi alma.
Querido diario
Solo tú conoces cada uno de mis fracasos con ese sentimiento llamado
amor, y espero que al escribir nuevamente en tus hojas todos sea algo
maravilloso.
Enero 14, Lunes
Hace quince días estaba inscrita para participar en un reinado, no sé
en qué momento sé me ocurrió la absurda idea de ser parte activa de esas mujeres
que se creen hermosas, lo exótico de esta locura fue que cuando me tocó
desfilar me enredé en esos tacones y al piso fui a dar, todo el público
presente se burló de mí y el idiota del edecán no se atrevió a pararme; porque
estaba muerto de la risa.
Marzo 21, Viernes
Hace dos noches estuve en los quince de una amiga, allí conocí a un
joven llamado Hilder Rogelio, con él hablé mucho rato y sin pensarlo nos
besamos de una manera apasionada. Al otro día me di cuenta que ese estúpido era
el nuevo novio de mi mejor amiga.
Mayo 13, Lunes
Hoy conocí el amor de mi vida, su nombre es Juan Octavio, es precioso,
viste muy bien, usa bluyines de marca cotizada, sus tenis son reebok, su forma
de peinarse es muy sensual, anda en una moto DT 500 y aunque no me lo crea
todavía, adoro a ese hombre creado por Dios.
Julio 14, Viernes
Hoy estoy cumpliendo un mes de ser la novia de ese papacito llamado
Juan Octavio y aunque sé que me ha sido infiel dos veces, doy la vida por ese
hombre, sin él no puedo vivir, él es la luz de mis ojos, es el principio y
final de mi existencia, en pocas palabras a ese hombre "lo amo".
Septiembre 16, Sábado
Hoy pensé que sería un día maravilloso, pero en este día en que todo el
mundo celebrará esa fecha tan especial como es el día del amor y la amistad, yo
la pasaré sola, pues Juan Octavio decidió dejarme por otra mujer y lo más
irónico es que me cambio por mi prima Clara Celina.
Diciembre 24, Martes
Otra vez es Navidad, estoy sola y mi único amor Juan Octavio, debe
estar pasándola de lo lindo con mi prima Clara Celina. Acepto que ella sea más
alta que yo, que tenga un cuerpo esbelto, que tenga el cabello rubio, que su
voz sea más dulce que la mía, que sus ojos sean verdes pero ante todo estos
atributos, yo con uno solo la dejo callada, yo si terminé el bachillerato, mas
ella nunca lo pudo acabar, por bruta. Pero como nadie entiende a los hombres,
él esta con esa mujer.
Febrero 14, Viernes
Hoy se celebra el día de los enamorados y como siempre estoy sola.
Quisiera salir a bailar con alguien, tomar un café, comer una hamburguesa, pero
tengo que hacerme a la idea de que es mejor estar sola que mal acompañada.
Marzo 21, Martes
Ayer me hice arreglar las uñas, el cabello y me compré un vestido
nuevo, ya que tengo la intención de conquistar a mi nuevo vecino, Raúl
Fernando.
Abril 2, Domingo
Hoy me presentaron a mi vecino; el tarrao de Raúl Fernando, me sentí
alegre al tener al frente a esa divinidad de hombre, no se si él lo alcanzó a
percibir, pero fue tan grande mi emoción; que sin quererlo me oriné.
Mayo 11, Miércoles
Ayer por fin hablé con Raúl un rato, después nos fuimos a bailar y al
paso de unas horas, él intento besarme, yo lo esquivé, ya que no es digno de
que una mujer en la primera cita se deje besar, la que lo haga no conoce el secreto
de las mujeres, hacernos las difíciles, aunque ahora me arrepiento de no dejar
posar sus labios rojos sobre los míos.
Mayo 22, Viernes
Hoy la magia de los besos por fin tocó nuevamente la suavidad de mis
labios, Raúl me besó, hoy no lo esquive, antes por el contrario me divertí
jugando con el rojo escarlata de sus labios y con el néctar profundo que de
ellos surgía.
Junio 18, Domingo
Anoche Raúl Fernando se me declaró, no lo dudé mucho, pues él me gusta
demasiado y hoy que por fin estoy en su corazón me siento una mujer realizada.
Agosto 13, Viernes
Hoy hice el amor con Raúl Fernando y decidí entregarme a él por amor,
él se comportó como un caballero y me trató como a la mejor de los amantes y sé
que a partir de hoy lo amaré hasta la muerte.
Septiembre 21, Lunes
Ayer me llevé una sorpresa y de la cual no he podido reaccionar,
estuve en el hospital haciéndome unas pruebas de embarazo, el resultado fue
positivo y lo que me tiene más dolida; fue que cuando le comenté a Raúl; este
ni se sorprendió.
Noviembre 9, Sábado
Hoy Raúl se ha cambiado de casa y ni siquiera tiene encendido su
celular, lo único que he sabido de él, es que era una hombre casado y padre de
cuatro hijos, y como todo hombre es perro, yo caí en sus garras como una frágil
oveja, ahora seré otra madre soltera y mi hijo no conocerá a su padre, de eso
estoy más que segura.
Febrero 25, Martes
Hoy mi hijo está cumpliendo diez meses, de su padre no se nada, solo
tengo una fotografía de él y un montón de bellos recuerdos. Su hijo no llevará
ninguno de sus nombres y solo lo voy a bautizar con el nombre
de Nerón Alberto y
solo espero que
sea un niño totalmente diferente y que sobresalga en
todo, para que no se parezca a su padre.
Sin fecha
Hoy mi hijo Nerón Alberto tiene diez años, yo todavía sigo sola, ya
que ningún hombre le da por echarme los perros, creo que se alejan cuando ven
que tengo un hijo. Aunque me siento atraída por alguien que toca en un grupo de
música tropical.
Sin fecha
Anoche descubrí una nota debajo de mi almohada y en la cual decía
"eres la mujer más bendita/ la que me gusta contemplar/ la que conoces mis
cuitas/ y por las noches me sabe amar". Me lleve una sorpresa al leer que
la nota la firmaba mi hijo, y por lo que estoy viendo, mi hijo va a ser un gran
poeta o artista, no lo sé, los artistas son tan extraños a veces, que sea lo
que papá Dios quiera.
Sin fecha
Mi hijo tiene trece años y ya se ha ganado varios concursos de poesía,
es el mejor dibujante de su salón de clases y sin darme cuenta asistió a clases
de guitarra, no me gusta para nada que mi hijo sea una artista. Debido a que
tuve una corta relación con Guillermo de Jesús un trompetista de una orquesta
tropical, que me puso los cachos cuantas veces quiso y si él que era un gran
músico lo hizo, yo no quiero que mi hijo sea como él, en pocas palabras un
mujeriego.
Sin fecha
Hoy mi hijo me presentó a su profesor de poesía, es un joven bastante
serio y su nombre es Carlos Alberto, no sé que me pasó al ver a ese chico, pues
le guiñé el ojo y él solo se sonrío, quizás no es tan perro como los otros o yo
no le provoco ni un mal pensamiento, lo único que descubrí en él, fue una
extraña personalidad y una mirada bastante provocadora, pero si no le agrado,
no hay nada que hacer.
Sin fecha
Hoy invité a cenar a un amigo de ese pendejo de Raúl Fernando, este me
habló pestes de él e igualmente me comentó, que se había separado de su esposa
y que un hijo suyo se había graduado como abogado, solo le dije: “me importa un
carajo lo que le pase a ese hombre”
Sin fecha
Ya estoy a punto de cumplir treinta años, sigo sola y con ganas de
formar un hogar y quizás lo logré; ya que estoy en un grupo de mujeres
solitarias y divorciadas, donde la intención es buscar novio o amante.
Sin fecha
Hace quince días conocí a Jhon Alexis, un hombre maravilloso, el cual
solía decirme que era la única que él veía con sus ojos y que amaba con
intensidad. Cierto día fui a buscarlo a su apartamento y me llevé una sorpresa
inimaginable, pues al entrar, vi en la cama de Jhon Alexis, a un hombre
semidesnudo, el cual se sorprendió y al final me dijo que era el amante de Jhon
Alexis y que yo solo era para él un pasatiempo, salí corriendo y llorando de
aquel lugar.
Sin fecha
No se que me pasa, que no puedo encontrar al hombre que iluminé mi
existencia.
Noviembre 5, Sábado
Por fin conocí al hombre de mi vida, a ese que tanto anhelaba
encontrar, lo hallé sin querer en un supermercado, él amablemente me cedió su
lugar en la fila de la registradora y a partir de ese día empezamos una bella
amistad. Después de quince días de conocernos y de varias salidas a comer y a
bailar, decidí ser la novia de Jorge Ignacio y aspiro que con él, pueda llegar
muy lejos.
Abril 17, Viernes
Mi novio y yo decidimos ir al cine, cuando se acabó la película, me
levanté de la silla y él me dijo: ¿estás en esos momentos? No lo entendí, más
al mirar mi bluyín tenía una gran mancha roja justo en la cola, así que pensé
que tenía mi periodo, pero al rato descubrí que solo era salsa de tomate que
alguien había regado en la silla. Al pobre de Nacho le tocó quitarse su
chaqueta y prestármela.
Mayo 2, Sábado
Cierto día Nacho decidió llevarme a su casa para presentarme a sus
padres. Al llegar a su dulce hogar, me senté en la sala mientras él fue en su
búsqueda. Al instante llegó una señora, me le acerqué y le di un beso en la
mejilla, ambos se sorprendieron, pues no era su madre sino la empleada del
servicio. Lo bueno de ese momento, es que cada vez voy a la casa de Nacho, me
sirven un gran plato de comida.
Junio 18, Domingo
Hoy fui a comer hamburguesas con Nacho, mas no recordaba que el médico
me tenía prohibido comer alimentos grasosos, debido a mi problema de gastritis;
sin pensarlo y sin quererlo, salió un eructo de mi boca, Nacho de miró y en
tono de broma dijo: ¡salud¡ y que le gustaban las chicas que no temían hacer
ese tipo de charlas. Lo que él todavía ignora, es que no fue una broma sino
algo verdadero.
Agosto 25, Lunes
Hace quince días que no salgo de mi casa y que no veo al papacito de
Nacho, pues la última vez que estuve con él, terminé durmiendo en la celda de
una prisión estatal, lo que sucedió fue algo increíble, Nacho no llevó consigo
su licencia de conducción y lo más grave fue que atropello a un transeúnte el
cual murió al instante. En este momento Nacho paga una condena de quince años
por homicidio y solo me conformo con verlo cada fin de semana en la popular
visita conyugal.
Noviembre 5, Domingo
Ya me cansé de visitar a Nacho, lo más correcto es olvidarlo para siempre
y tratar de darle un nuevo rumbo a mi vida.
Sin fecha
Ayer decidí irme con unos amigos a amanecer en una finca, llevamos
licor, comida enlatada y claro está, condones. En este campamento se me ocurrió
la idea de hacer el amor con alguien que me lo propuso, sin que mis amigos se
dieran cuenta, me escapé sin hacer ningún ruido y debajo de un gigantesco
árbol, complací a ese hombre que me deseaba sin parar. A las pocas horas de
haberlo hecho, quise vestirme para volver al campamento, pero cuál fue mi
sorpresa al descubrir que mi ropa no estaba cerca de mí, me tocó ponerme una
hoja de plátano y correr despacio hasta la carpa donde estaba durmiendo, pero
sucedió lo inesperado y fue que todos mis amigos me vieron totalmente desnuda y
yo sin ninguna clase de pudor, me encaminé hacia mi carpa.
Sin fecha .
La semana pasada fui con mi hijo de compras y le compré un montón de
ropa y una guitarra eléctrica, pues estaba empeñado en formar un grupo de rock.
Al comienzo la idea me gustaba mucho, pero con el paso de los días me pareció
una estupidez ya que no soportaba el ruido de esos instrumentos y de esas voces
guturales. Mi hijo actualmente no me dirige la palabra y solo habla con sus
amigos, de lo anticuada que es su mamá.
Sin fecha
Anoche atropellé a un pobre indigente y hoy me siento una mujer sin
misericordia, lo que me pasó fue que la moto en que iba no tenía frenos y
cuando quise usarlos, observé que ese pobre ser humano se quejaba como un
demente a una lado de la acera y para colmo de males llegó la policía a pedirme
mi licencia de conducción, no supe que decirles, pues nunca la he tramitado y
en su computador portátil descubrieron que la moto en la cual viajaba que era
de mi amigo Martin Eugenio, era robada desde hace varios años. Esa noche la pase
en un calabozo llamando hasta que por fin descubrieron mi inocencia.
Sin fecha
Anoche pasa algo que nunca me lo había imaginado, sin pensarlo
descubrí que mi hijo Nerón Alberto era drogadicto y homosexual, las malas
compañías hicieron que mi inocente niño cayera en estos flagelos, como una
Magdalena lloré y le atiné a decir; ¿hijo que te ha faltado?, todo lo tienes;
él me miró y con una sonrisa algo irónica dijo: "Que va cucha, la vida es
una nota si se fuma marihuana, si soy homosexual es porque las mujeres no me
pagan", quedé desilusionada y poco a poco me estoy resignando a aceptar
este grave problema.
Sin fecha
Hoy mi hijo me presentó a su amante (duele escribir esto) más sin
embargo debo aceptar la decisión que tome el destino con mi vida, si Nerón
Alberto es gay, debo pensar que para el destino no es valida mi personalidad.
Sin fecha
Ayer conocí a un hombre genial, es arquitecto, publicista, abogado y
labora en su propia empresa, me lo presentó mi extraña vecina, la gitana
Margarita Luna, la cual alguna vez leyó en mis manos mi destino y me dijo con
respecto al amor "conocerás a un gran hombre".
Sin fecha
Creo que nunca voy a encontrar el verdadero amor, pues nuevamente caí
en las garras de un mal hombre y fue que ese maravilloso ser que me había
presentado esa gitana, resultó que era su hermano y que ni siquiera era
bachiller, solo me utilizó con el firme propósito de apoderarse de mi poco
dinero; hoy estoy triste y solo quiero hallar un frágil y sincero amor.
Diez años después
Hoy estoy cumpliendo cincuenta años, sigo sola y sin nadie a quien
brindarle mi amor. Mi hijo Nerón después de un tratamiento médico, logró dejar
atrás su adicción a las drogas, más sigue siendo homosexual y comparte su vida
con alguien que lo quiere mucho. Mi vida no ha cambiado nada, aunque vivo sola,
a veces busco a alguien que me haga el amor y a veces pienso que soy
desdichada; ya son diez años sin conocer a un hombre bueno, quizás los pocos
que hay se me esconden.
Sin fecha
Hoy después de
muchísimo tiempo, encontré
a un hombre maravilloso, experimentado y padre de
dos hijos, con él tengo una relación estable y acepté casarme con él, para mi
matrimonio invité a unos amigos y por supuesto a mi hijo Nerón y su
compañero. Mi matrimonio se
realizará en una
finca y anhelo
que sea algo fantástico.
15 días después
Anoche me case y en este momento en que escribo esto, viajo rumbo a
París a pasar mi luna de miel; Ramón José mi esposo, duerme como si estuviera
rodeado de ángeles. Querido diario creo que soy feliz y ahora que me encamino a
la ciudad luz, me siento satisfecha y realizada.
12 meses después
Ayer cumplí mi primer año de casada y mi esposo se ha comportado
divinamente, me lleva a cenar, a bailar y hacemos el amor de vez en cuando en
moteles. Me siento única y feliz, además querido diario, mi matrimonio es color
rosa, tengo el amor y el cariño de un excelente hombre y me complace en cada
uno de mis caprichos.
4 meses después
Hoy tuve mi primera discusión con mi esposo y me siento triste, deprimida
y sola; pero anhelo que este pequeño tropiezo sea el primero y el último, por
que ahora que admito que el error es mío, ya es un poco tarde para remediar su
enojo.
15 días después
A pesar de todas las cosas especiales que he hecho por volverme a
ganar el cariño de Ramón José, no he logrado nada, no he podido volver a sentir
el calor de sus manos, de sus labios y lo más insólito, es que sus hijos ya me
odian.
6 meses después
Hoy que escribo estas líneas me siento más deprimida que nunca,
tristemente es por culpa del amor, ese sentimiento que muchos adoran y que hoy
yo más que nunca... detesto. Creí que mi esposo me amaba y la verdad no fue
así. Ayer firme mi divorcio y no sé que será de mi vida, quise ser abuela, pero
ese sueño no lo pude alcanzar, mi hijo nació gay y eso solo Dios lo puede
cambiar. Realmente no que será de mi existencia.
Carmen Lucila, una noble, sencilla y tierna mujer, que le brindo toda
su humildad al destino y que este solo le dio fracasos en el más bello y
misterioso de los sentimientos... el amor. Su vida la acabó de la forma menos
indicada, se dedicó al trabajo más antiguo del mundo, la prostitución, y algún
día no complació a unos de sus clientes y este enfurecido la apuñaló sin
piedad, de su hijo Nerón solo sé que murió victima del sida.
LA HISTORIA DE UNA LESBIANA
Desde niña me sentía bastante atraída por las
mujeres, incluso para mi era un enorme
placer jugar con mis amiguitas a la piyamada, pues así podía estar rodeada de
personas de mi mismo sexo. Igualmente me gustaba
que mi tía Rosario Inés, me dijera que yo era bella y sentía una extraña
sensación cuando esta o otra mujer me daban un beso en la mejilla. Tenia trece años cuando mi amigo Juan
David me dio un ósculo al ser yo participe de ese juego llamado
"pico de botella". Me dio ganas de vomitar cuando sus labios tocaron
los míos. De esa noche en adelante comprendí
que los hombres no eran de mi agrado.
En la fiesta de mis quince años, pasó algo que
marcaría para siempre mi existencia. Mi
amiga Liliana Esther, me pidió que le diera un beso, me sorprendí mucho, pero en el fondo lo deseaba. Ese ósculo fue hasta ese momento,
lo más sublime, tierno y exótico que había vivido. A partir de ese día supe que había nacido y que tal vez
moriría siendo lesbiana. Con ella me
besé muchas veces más, en su casa, en la
mía, en el bosque y en los baños del colegio donde ambas estudiábamos.
Era tan maravilloso saber que alguien con los mismos genes míos, me acariciaba,
me besaba y me hacía sentir la más afortunada de este universo. Cuando ella
rozaba con sus manos mi piel, un escalofrió casi siniestro, pero a la vez lleno de ternura, recorría cada poro de mi
piel, era algo tan indescriptible y
tan bello, que no quería dejara de suceder.
Lo triste de este romance era que lo teníamos que
ocultar de los demás, eso era lo único
que no tenía color rosa en esta relación casi celestial y casi perfecta. Muchos
meses duro esta relación hasta que la descubrí con otra mujer besándose en una esquina del barrio Nabonuco. Venia de una
fiesta de grados y sentí unos ruidos bastante extraños como toda mujer que se
respete me acerqué a curiosear y al asomarme vi que la persona a la cual le estaba entregando mi ser, me engañaba con una estúpida
que yo conocía y que se llamaba Gabriela de Jesús. Me dio muchísima rabia y cogí un palo en mis manos y de
forma silenciosa me acerqué hacia a ellas y sin medir consecuencias las
golpeé. Ambas se lograron escapar, pero con
algunos moretones en su cuerpo. Esa misma noche, Liliana Esther me llamó y me dijo "no quiero tener nada con
vos, zorra maldita, perra hijueputa" y me colgó. Menos mal que con
ella no hice el amor, me hubiera dolido más.
Pasé muchos días sin tener nada con alguien, Liliana se había ido de
Frontino junto a su amiga Gabriela, eso
me resbalaba, solo tenía presente en mí, las ganas de terminar mi
bachillerato y algún día estudiar ingeniería industrial u odontología.
En vacaciones llegó un chico al pueblo llamado Yair Alejandro, buen mozo, alto,
inteligente y con una dosis de humor espectacular. Cuando me lo presentaron
quedé estupefacta y empecé a sentir en mi estómago mariposas o algo así.
Reflexioné mucho sobre lo que ese man estaba despertado en mí ser, pues era muy vacano lo sucedido con Liliana y
tener algo con alguien del sexo
opuesto no lo tenía contemplado en mis planes ni en mi destino. Al final me
decidí y tomé una decisión que luego más tarde me arrepentiría de
haberla tomado. Cuando faltaban dos o tres días para entrar a estudiar (no lo
recuerdo bien) me emborraché con mi amiga Jessica y con Yair Alejandro y en un
momento del destino sumado a un extraño arrebato
mío, lo besé y él me correspondió de una manera apasionada y cariñosa,
esta vez no sentí ninguna clase de fastidio, antes por el contrario, estaba
dispuesta a vivir y hacer todo lo que él deseara hacer conmigo, así fue como terminé haciendo el amor con él.
Yair se sorprendió mucho al ver que yo estaba virgen, le pareció muy
raro que una mujer de dieciocho años estuviera en tal estado. Por mi parte yo
siempre había anhelado que el primer día que hiciese el amor fuera algo
maravilloso y especial, pero no fue así, el muy maldito me beso de una manera
salvaje y me introdujo su pene con tanta agresividad que sin poderlo evitar
sangré demasiado, mis lágrimas recorrían mi rostro y aunque yo lo golpeaba él
muy perro se reía y gritaba ¡yo sé quién eres sucia lesbiana! y más duro me
penetraba su miembro viril. ¡Ya cumplí mi misión! terminó diciendo el muy
idiota y se fue. A mi me tocó quedarme en mi casa dos días fingiendo que estaba
enferma y aunque fue muy amargo ese momento de mi vida, lo superé fácilmente. Me dediqué a mi estudio y a no pensar
en nadie (aunque no había sido capaz de olvidar a Liliana).
Al grado once agropecuario de mi colegio, entró a estudiar una chica y
según comentarios era casi un ángel, me dio
curiosidad de ver quien era ella, así que me di a la tarea de conocerla y
cuando la vi, nuevamente el amor empezó a recorrer por mis venas, era
demasiadamente bella para ser tan real, era sublime, angelical, tierna, dulce
como el viento y llena de una gracia que cualquier mujer de este mundo
envidiaría. Así que me propuse conquistarla y aunque no sería nada fácil, me
puse ese reto en lo personal y a costa de lo
que fuera lo lograría y en efecto lo conseguí, realmente fue algo
demasiadamente sencillo diría yo.
Lo primero que hice fue investigar un poco de su pasado, algo que
realmente fue relativamente fácil, ella era prima de unos de mis amigos, y solo
me tocó pagarle unos cuantos miles de pesos para que me chismoseara datos sobre ella, ¡ah!, se llamaba Raquel. Cuando me hice su
amiga le conté todo de mí (excepto que era lesbiana) para así ganarme su
confianza y por ende lograr que ella me contara muchas cosas de su vida. Para
sorpresa mía Raquel me dijo que nunca había besado un hombre y que solo
anhelaba que su primer beso se lo diera una mujer, yo no aguanté tanta
tentación y con un instinto más que natural me le acerqué y la besé, ella se
sintió complacida y deslizó sus manos sobre mi pechos, haciéndome sentir
deseada. De esa tarde en adelante empecé con Raquel una hermosa relación que
terminaría de una forma trágica.
Con Raquel viví momentos maravillosos, salíamos a
toda parte juntos, a cenar, a misa, a
caminar, etc. Una noche cuando los tragos ya tenían control sobre nuestras
mentes, me le desnudé y esta llevada por un amor salvaje, se lanzó sobre mí y me
besó cada parte de mi cuerpo y con su lengua
sensual, recorrió cada línea, cada extremo, haciéndome el amor de la
manera más tierna, sensual y cariñosa que nunca había soñado. Esa fue la primera vez que estuve con una mujer. Muchas veces lo
hicimos, incluso en los baños de una discoteca, verdaderamente la amaba y era
el amor de mi vida.
Faltando dos días para alcanzar por fin mi título de
bachiller, una noticia dañaría esa ilusión
que desde siempre tenía en mí ser. Alguien por el barrio regó la noticia de que
habían hallado el cadáver de una mujer, nunca pensé que ese cuerpo desnudo,
lleno de sangre y con la ropa hecha trizas fuera el de Raquel, quien al salir
de su trabajo, (laboraba como mesera en un prestigioso restaurante), fue
abordada por unos hombres quienes sin ninguna clase de piedad la violaron, le
hurtaron todas sus cosas y le clavaron en todo su cuerpo más de veinte
puñaladas, ese fue el momento más triste de mi vida.
En los grados me tocó fingir una felicidad que no llevaba en mi ser, mientras que mi alma ardía en un fuego eterno e
insaciable de no tener a Raquel cerca
de mi corazón y solo una foto de ella llevé conmigo en mis bolsillos, la
que de vez en cuando observo y me pongo a llorar por su ausencia y por saber que nunca más la volveré a ver, ni a tocar.
Sufrí mucho la muerte de Raquel, pero hice todo el esfuerzo posible,
hasta que la logré olvidar. Pasado seis meses entré a la universidad a estudiar lo que toda la vida había soñado,
odontología. Los primeros días en
aquel lugar no fueron tan maravillosos, pues me sentía sola y la única verdad, era que no quería contar con la amistad de
nadie. Mis ojos no los había puesto en otra mujer, la vida y el amor ya
no tenían sentido para mí y solo pensaba que el amor era una locura de la cual
no debía contagiarme.
Cuando llevaba tres semestres de estudio, me volví a enamorar, la que
se robó mi corazón fue una joven que estudiaba ingeniería civil, su nombre era Yalila, era delicada, sensual, tierna,
sencilla y pasional, una hembra casi
perfecta. La conquisté enviándole una carta amorosa y unos finos
chocolates exportados de Francia. Me llevé una gran sorpresa cuando esta habló conmigo la primera vez, pues me
dijo que yo le había gustado desde el primer día en que me vio (no recordaba
que fue ella con quien me tropecé en las
escaleras cuando me dirigía a la biblioteca de la universidad). Me besó
con tanta ternura y pasión que sin saber absolutamente nada de ella, me le
entregué de una forma casi salvaje, casi angelical.
Con Yalila entendí un poco más de mi personalidad como lesbiana, me enseñó a vestirme bien, a comportarme en sociedad
y a disimular frente a mis amigos,
para que estos nunca supieran mis inclinaciones sexuales. Para celebrar los tres meses de noviazgo, decidimos
hacer el amor en el laboratorio de química de la universidad, pero no
contamos con la posibilidad de que ese día, asistirían a dicho salón a
estudiar. Este fue un error que a mi me costó caro, pues al ser descubiertas
haciendo el amor sobre una mesa de aquel lugar, completamente apasionadas,
desnudas y hambrientas de sexo, logramos sin querer, ser expulsadas de la universidad por conducta inmoral y abuso de
confianza.
Mis padres se enteraron de la clase de hija que tenían y tomaron la
decisión de echarme de la casa, rechazándome de una forma despiadada y sin
darme la opción de defenderme. A Yalila su padre la golpeó y la mandó a un
internado de Cartagena a estudiar enfermería. Yo estuve un tiempo vagando por
las calles, cogí malos vicios como robar carteras y fumar marihuana. Dormía en
una silla en un parque y comía lo que la gente de buen corazón me daba.
Durante mucho tiempo que la pasé mendigando de un lado a otro, lo
único malo que tendré presente el resto de mi vida, será una enorme cicatriz en mi pierna derecha, causada por un drogadicto
que me la propinó por no darle un
beso. Salí de ese estado tan confuso en mi vida, cuando una señora llamada
Paola me tendió sus manos al oír mi historia y me llevó a su casa. Allí me
brindó trabajo, techo y comida. Pasé un buen tiempo en ese hogar, hasta
que salí humillada como el más miserable de los animales. El hijo de doña Paola, un joven llamado Osiel se aprovechó de mi mientras dormía, me violó e hizo conmigo
todo lo que pasó por su mente y para
desgracia mía, le dijo a su madre que yo había sido quien se había
metido en su cama. Esa señora tan fina, se llenó de ira contra mí y sin medir
ni una de sus palabras, me dijo, "Eres una cualquiera, maldita desagradecida, estúpida, yo confiaba en ti… "
y a estrujones me sacó de su casa.
Vagué por las calles otros quince días hasta que me encontré con mi
tío Josefino quien en un semáforo donde estaba trabajando limpiando vidrios, me
reconoció y me llevó a su casa. Allí me sentí como en mi hogar, le conté todo
lo que en me había acontecido en mis veintidós años. Este me dio una buena cantidad de dinero para sobrevivir y habló con los directivos del Tecnológico de Antioquia,
para que me aceptaran en una de sus carreras y opté por la tecnología en
administración financiera. El tiempo que
duro este estudio estuve sola, no me enamoré de nadie, si tuve pretendientes hombres, pero con excusas los rechacé, ah, viví sola y trabajé en un restaurante donde me
ganaba el mínimo y mi estudio lo pagó el tío Josefino.
Mi suerte me bendijo y al terminar mi carrera, tuve la dicha de ser contratada para ser la asistente de la
administradora de una prestigiosa empresa de productos lácteos. Laboré
durante cinco años y allí nuevamente me enredé con el amor. El mensajero que
elaboraba allí, desde que comencé a trabajar, me echó los perros, lo esquivé
durante muchas veces hasta que una noche le di el sí, después de haberlo meditado muchísimas veces. Fue una relación muy
hermosa, donde me sentí amada y correspondida hasta el día en que
descubrí a Paulo Alfonso (Así se llamaba el maldito) haciendo el amor con el
celador de una empresa que nos hacia la competencia en la cama donde tantas
veces me dijo que me amaba, que era la única y que yo era el amor de su vida.
Yo solamente la miré a los ojos y salí corriendo como una adolescente. Con él duré un año y unos días, pero
si un día lo amé, hoy solo quiero verlo muerto.
Cuando renuncié a la empresa donde trabajé cinco años, monté en asocio
con mi amiga Nora Isabel, una tienda de artículos hechos en cuero. Mi negocio
creció rápidamente y en pocos meses ya tenía a mi disposición tres empleadas. A propósito con una de ellas, Yadira, hice
el amor en el apartamento que me compré. La vida me estaba dando lo que creo ya era justo tener. En cuestiones de
amor solo puedo decir que tuve varias relaciones sexuales y aventuras
con muchas mujeres, me fascinaba mucho mi estilo de vida. Pero a los pocos días
me tocó cambiarla cuando me enteré que una
maldita de esas llamada Zoila, me había contagiado de blenorragia.
Mi empresa a la cual la llamé "Piel hecha vida", era una de
las más cotizadas del país, la sociedad
sentía gran aprecio hacia mis productos hechos de cuero y tenía pensado
exportar algunos hacia otros países. Una noche cenando con un hombre en la que
estaba cerrando un negocio con un aparente extranjero, llegó una mujer bastante
furiosa y me golpeó con uno de sus tacones en el rostro partiendo de manera desastrosa el tabique, su razón de peso, fue que
ella pensó que yo era la amante de su marido. Estuve dos meses con mi
cara morada y estrenando una nueva nariz.
Tras una buena bonanza en mi empresa, decidí viajar
a México, Miami y España, en este último país
tuve una gran cantidad de relaciones sexuales
con mujeres muy hermosas, sensuales, tiernas y verdaderas putas para el
arte de hacer el amor. En lo económico estaba bien, así que me conseguí una sardina de amante, una jovencita llamada Gloria, yo
contaba con 37 años y la única solución para no sentirme vieja era tener cerca de mi corazón a alguien de 15 años, a
esa conclusión llegué.
De mi familia nunca me interesó saber nada, lo único que alguien me contó fue que mi madre había fallecido de cáncer y
que mi padre estaba perdido en el alcohol. Mis hermanos para mí siempre fueron
unos idiotas y con ellos nunca tuve una relación buena. Con ese angelito
de Gloria pase muchas noches fantásticas, gozaba con su piel joven y delicada,
con sus pezones apenas floreciendo y con su vagina virgen y celestial. Una
tarde que salíamos de ver una película, un hombre nos atracó y yo al intentar
defenderme, me disparó en mi abdomen, yo caí al suelo casi moribunda y de no ser por un buen ciudadano que me
llevó al hospital hubiese muerto. De Gloria
nunca supe nada, después de esa tarde, solo que se huyó al verme caer y tal vez pensó que yo ya era un cadáver y no
quiso verse comprometida.
Después de unos buenos meses de recuperación y el no dejar mi empresa
con una persona idónea, esta se fue en decadencia y agregándole a mí desgracia,
el saqueo de unos bandoleros quienes no conformes con robar lo que había allí,
le prendieron fuego al local. Quede nuevamente pobre, solo contaba con mi
apartamento y con un lujoso carro, el cual me tocó vender para pagar algunas
deudas pendientes. El seguro de la empresa solo cubrió una parte, con la cual liquidé a mis trabajadoras sus prestaciones y partí
el resto con mi socia.
Sin saber qué hacer, opte por la opción de volverme una prepago, pero no con hombres sino con mujeres ricas, al
principio me fue de maravilla, a pesar de mi edad, aún tenía atributos
físicos que mostrar, enseñar y vender. Me volví toda una experta en ese negocio
y con el tiempo era una de las lesbianas más
cotizadas en ese oscuro mundo. Después me alejé de eso cuando conocí a
una señora muy recatada ella y que se llamaba Pastora, mujer de cincuenta años
pero ardiente como una hembra en celo, ninfomanía por excelencia. Con ella tuve
una relación seria y por ende me fui a vivir a su casa. Yo era su mujer, me dio
gusto en todo lo que quise, joyas, ropa de última moda, placeres exóticos y
todo aquello de lo que una mujer se pudiese antojar lo tenía a mis manos. Viví
con esa señora varios meses, hasta que una noche de invierno falleció en mis
brazos por culpa de un paro cardiaco. Me dejó algo
de dinero en su herencia y con este nuevo capital, monté una nueva empresa de artículos de cuero pero en la ciudad de
Bucaramanga.
A mi nuevo negocio lo bautice' "La piel sobre
tu piel", vendí productos a diestra y siniestra, entre compitiendo fuerte, pero no duré mucho en
esa ciudad, me hicieron venir de ella pronto los
malditos paramilitares, quienes siguiendo órdenes de un gran empresario me
amenazaron de muerte. El almacén me tocó venderlo a un costo muy
bajo y nuevamente me regresé a
Medellín, donde distribuí en varias empresas hojas de vida y al final me
resultó un trabajo en una fábrica de embutidos llamada "Joche", donde no duré mas de un mes, pues no quise hacer el
amor con el maldito gerente de esta y por lo tanto no me gané el puesto, que
cosas no.
Después tuve la fortuna de que me llamaran a laborar como jefe de
ventas en la prestigiosa empresa de Zenú. Me fue demasiado bien en aquel lugar,
nuevamente comencé gozar las mieles del triunfo. Pero como no iba a estar bien
si desde que llevaba un mes me había enmozado
con una de mis superiores. Lo que pasó con ella fue sencillo, en una
integración de todos los empleados noté que la susodicha, se hallaba algo acomplejada, me le acerqué y le dije
de manera noble que podía contar conmigo, que se desahogará, esta me dijo que
estaba algo despechada por culpa de un tipo rico. Yo aproveché ese
papayaso y me la llevé a un sitio más solo e íntimo,
allí la acaricié y con palabras bonitas en el oído izquierdo (por ahí les entra el cuento a las mujeres). La seduje hasta el punto de que cedió a darme un beso, primero se sintió confundida, pero luego entendió que esto era algo maravilloso y me besó apasionadamente y con sus manos tocó mi espalda y mi voluptuoso trasero, excitándome demasiado, yo le correspondí, mordiéndole sus orejas y metiéndole mi lengua en sus
oídos, mientras mis manos le desabotonaban su blusa, buscando tocar esos senos tan grandes que tenía, cuando lo logré, se los besé con tanto estilo que inmediatamente se me desnudo y….
allí la acaricié y con palabras bonitas en el oído izquierdo (por ahí les entra el cuento a las mujeres). La seduje hasta el punto de que cedió a darme un beso, primero se sintió confundida, pero luego entendió que esto era algo maravilloso y me besó apasionadamente y con sus manos tocó mi espalda y mi voluptuoso trasero, excitándome demasiado, yo le correspondí, mordiéndole sus orejas y metiéndole mi lengua en sus
oídos, mientras mis manos le desabotonaban su blusa, buscando tocar esos senos tan grandes que tenía, cuando lo logré, se los besé con tanto estilo que inmediatamente se me desnudo y….
Ella se llamaba Martha Isleny, era sencilla, humilde
y poseedora de unas tetas fenomenales.
Con esta pase mi primera luna de miel, nos fuimos un fin de semana para
Cartagena, fue algo espectacular, lo hicimos todos
los días, cada segundo y cada hora, no las pasamos más tiempo encerrados
en el cuarto que visitando el mar o la ciudad, realmente fue algo muy vacano.
Mi relación con ella terminó después de ocho meses, la muy ridícula, se enamoró de un jovenzuelo y me dijo que iba a tener algo con él. Yo la deje libre como el viento y
seguí con mis aventuras de forma esporádica. Tenía ya 40 años, me estaba
quedando vieja y no tenía ninguna compañía. Una noche me emborraché y sin
querer me enredé con un joven que me dijo
que le fascinaba mis labios y mi enorme trasero y mi propuso hacer el amor. Yo acepté y pase con ese chico una
noche inolvidable, no quise saber su nombre, eso era perder la magia. A la semana me di cuenta de que estaba embarazada,
no supe que hacer, pues nada sabía de
ese joven que sin querer iba ser padre.
Mi hija la llamé Eleonora, fue una niña preciosa y angelical, le
brindé todo lo mejor de mí y durante los seis primeros años de su vida no me acosté ni con hombres ni con mujeres. Todo mi amor
solo fue para ella. Tenía 46 años cuando nuevamente me volví a acostar con otra
mujer de 21 años llamada Clara,
quien era la niñera de mi hija. Solo dos o tres ocasiones lo hice con ella, menos mal que no se enamoró de mí. Fue la mejor
amante que tuve.
Mi trabajo en Zenú marchaba bien, ya llevaba más de
doce años y tenía un futuro prometedor (eso
pensaba yo) hasta que un día anunciaron recorte
de personal y la que encabezó esa lista fui yo. Con la liquidación que
me dieron monté mi salón de belleza y sobreviví durante varios meses hasta que
conocí a Ismael Enrique, un prestigioso abogado que se enamoró perdidamente de
mí y que hizo de todo lo posible para conquistarme hasta que lo logró. Con él me fui a vivir, ocultándole mis
inclinaciones sexuales claro está. Al poco tiempo me acostumbre a hacer
el amor todos los días con un hombre,
aunque me excitaba más el cuerpo desnudo de una mujer. Todo acabó cuando lo descubrí haciendo el amor con su
hermana en mi sofá preferido, era un
estúpido que solo no tenía sexo conmigo sino también con alguien de su
misma sangre.
Definitivamente me quedé sola y esporádicamente le pagaba a prostitutas para que me hicieran el amor. Mi hija
creció y fue una de las mejores
estudiantes de su colegio, tanto así que se ganó una beca para estudiar en la
universidad, la carrera que escogió fue ingeniería civil, en este tiempo
jamás le conocí novio. A los 23 años se casó con un joven adinerado y tuvo en
su matrimonio dos hermosos niños, María Inés y Octavio José.
Leonor Marina, murió víctima del sida, nunca supo quién
se lo pegó y a cuantas
ella contagió, sobrevivió sus últimos años vendiendo buñuelos y empanadas. Su
hija pocas veces la visitó y cuando lo hacía le daba poco dinero. Pero murió contenta, pues con sus manos y
con su boca tocó miles de vaginas y senos,
su mayor placer.
EL
DIARIO DE UNA PROSTITUTA
Sin fecha
Hoy comencé a trabajar en el oficio más antiguo del mundo, la
prostitución. Me sentí algo nerviosa cuando atendí a mi primer cliente, pero
después de diez minutos de estar haciendo el amor, me sentí en el paraíso.
Sin fecha
Anoche cumplí una semana de estar trabajando como ramera, la verdad me
ha ido muy bien, la mayoría de los hombres
que visitan este bar me solicitan a mí, pues los atraen mis grandes
senos y mi voluptuoso trasero. No me puedo quejar,
lo que lamento es que ninguno de ellos, me diga una frase de amor.
Sin fecha
Hoy me tocó complacer a un extraño hombre, el cual me suplicó que lo
golpeara sin lástima alguna, pues de esta forma
él lograría una mayor excitación. Lo que más rabia me dio, fue que después de esos momentos de sadismo
sexual, en un irrepetible descuido
mío, él se escapó sin pagarme.
Sin fecha
Ayer caminaba por la calle y sin quererlo tropecé con un hombre, quise
pedirle disculpas por lo acontecido, pero éste solo me miro y sin ninguna razón
justa me dijo: "ramera estúpida"
me sentí algo triste, pero pude comprender, que las trabajadoras sexuales, no
valemos nada para
algunos hombres.
Sin fecha
Anoche tuve una nueva experiencia sexual, un hombre
de aspecto burgués, me pagó más
de lo que gano en la semana, por hacer el amor
con él y su esposa. Hice con esa mujer cuanta
aberración sexual se le ocurriera a él. Lo increíble es que después de anoche, me están gustando las
mujeres.
Sin fecha
Hoy hice una de las cosas más horribles de este oficio, acostarme con
un hombre borracho, el cual físicamente no llenaba mis expectativas de mujer;
era calvo, bizco, obeso, mueco y para colmo tenía cachuspe (caspa, chucha y
pecueca) fue algo que no pienso repetir.
Sin fecha
Anoche cuando hacia el amor con alguien en un prestigioso hotel y con
el cual me estaba divirtiendo, sin imaginármelo llegó su esposa y nos descubrió
en pleno acto sexual. A él le rompió la nariz de un taconazo y le tumbó dos
dientes y a mí me arrastró por el piso, dejándome un par de morados en mi
rostro y una mano me quedó descompuesta. Creo que en este oficio me van a salir
canas muy ligero.
Sin fecha
Con bastante suerte he contado, sigo teniendo el mismo apogeo con los
hombres, el dinero no me ha hecho falta y hasta el momento, no he resultado con
ninguna enfermedad venérea. Tengo pocas amigas y cuento con dos amigos hombres,
a los cuales no les cobro nada por estar conmigo.
Sin fecha
Anoche por fin me atreví a desnudarme en público, la compañera que
todas las noches lo hacia, estaba enferma y tuve que reemplazarla. Al comienzo
me sentí algo nerviosa, pero al paso de unos minutos, me divertí como loca
cuando todos los hombres que había allí, me arrojaban dinero.
Sin fecha
Me están saliendo muy bien las cosas. El show nocturno que realizó
todos los días, es realmente una forma de ganar dinero fácil, sin necesidad de
acostarme con tantos hombres. Pero la verdad a veces me siento mal, pues ya no
soy una esclava del deseo, sino un objeto sexual.
Sin fecha
Ayer un hombre me golpeó sin piedad, me dejó el rostro lleno de
moretones e hinchado como ningún otro, el estúpido estaba drogado y
alcoholizado y por no acostarme con él, fue que me agredió. Lo triste es que ya
no puedo hacer el show de media noche, pues el estado de mi cara no es el más
idóneo para salir al público.
Quince días después
Ya no puedo hacer mi show nocturno, hoy alguien me dijo algo que en el
fondo de mi alma me hace sentir muy mal, y es que ya mis antiguos clientes no
quieren saber nada acerca de mi, una tal Milena del Pilar, es ahora la
encargada del espectáculo del burdel. A mi solo me quedará recordar aquellas
noches de lujuria que viví cuando era stripper.
Sin fecha
Estoy triste, pues no me están
saliendo las cosas muy bien que digamos, son muy pocos los hombres que me
buscan para hacer el amor, no entiendo porque, si la verdad, todavía no he
perdido ninguno de mis atributos. Estoy pensando en irme de aventura por
algunos pueblos, porque tal vez así vuelva a ganar algo de dinero y no seguir
en esta puta miseria que hasta ahora vengo padeciendo.
Sin fecha
No tengo palabras para describir lo que ahora estoy viviendo, soy lo
que nunca quise ser, una perra prostituta, me siento moralmente triste, pero sé
que en el fondo de mi corazón, llevo la esperanza de cambiar, de ser en la vida
alguien y no tener que venderme por dinero nunca más.
Marzo 29, miércoles
Hoy en compañía de mis amigas Paula y Natalia, nos encaminamos hacia
un pueblo del occidente antioqueño llamado Frontino. Me sentí algo extraña,
pues no sabia como me iba sentir trabajando en un pueblo. Mis amigas estaban
enseñadas a trabajar de municipio en municipio, mientras que para mí era la
primera vez. Lo triste es que en el bus en el cual viajábamos, la gente nos
miraba con algo de fastidio y otros murmuraban: ¡esas son putas!.
Abril 3, Domingo
En este día no me puedo quejar, me fue excelente, tuve varios
clientes, algunos jóvenes y otros mayores. Con mi show de media noche, me gané
otros cuantos pesos de más.
Abril 10, Sábado
Hoy también me fue de maravilla y por primera vez hice el amor con
varios campesinos, los cuales eran pocos expertos en este bendito arte y
algunos tenían un desagradable olor, pero eso no me importó a la hora de
recibir dinero. Por la noche me pasó algo increíble con un cliente en el bar,
al cual quise coquetearle pidiéndole un trago de ron, pero el estúpido me dijo:
"mi amor pídaselo al niño Jesús" no le contesté nada, pero me hubiera
gustado decirle ¿es que acaso el niño Dios tiene bar?.
Mayo 15, Viernes
Anoche alguien me llamó a mi celular y me dijo: "necesito
urgentemente de tu servicios, ven al motel "luz de luna", para que
pasemos una noche de película" A la media hora acudí hacia aquel lugar,
allí alguien me atendió bien y me entregó las llaves de una habitación, después
de esperar por más de una hora a ese galán,
me quedé dormida y a eso de las 7:00 am
llegó el botones
a decirme que
debía cancelar la noche en aquel prestigioso motel. Tristemente fui
víctima de un bromista y perdí más dinero del que tenía.
Mayo 23, Domingo
Anoche alguien después de haberme hecho el amor, se me declaró
argumentando que estaba perdidamente enamorado de mí y que no le importaba que
yo fuera una prostituta. La verdad me alegré demasiado, porque ansiaba tener un
amigo con el cual compartir mágicos momentos. Pero como siempre me sucede, otra
vez fue una farsa, el idiota me hizo el amor cuantas veces quiso (nunca me
pago) y el día menos pensado, me dijo con cierta ironía "gracias por
haberme creído que en verdad te quería maldita puta".
Sin fecha
Hoy que cumplí años nadie se acordó de mí, ni siquiera mi madre, es muy duro ser una trabajadora social y
saber que a
nadie le importa tu vida, ni lo que sueñas, ni lo
que piensas.
Realmente ser una prostituta es la peor de las
puterías, pues hay veces
que el trabajo
que hacemos es
tan mal remunerado.
Sin fecha
Ayer no vino ningún cliente y la verdad estaba tan ansiosa de hacer el
amor, que lo único que se me ocurrió fue seducir al idiota del cantinero para
así calmar mis ansias de hombre. Aunque para ser sincera, mejor me hubiera
masturbado.
Sin fecha
Hoy daría mi vida y mucho
más, por ser una mujer distinta, por no ser lo que ahora soy "una
puta", pero de nada me vale arrepentirme, la he pasado muy “chimba” y si
sigo pensando en ser una mujer de sociedad, lo único que voy a conseguir es
volverme más puta de lo que soy, pues esas si que saben para que es esa vagina
que les dio papa Dios.
Sin fecha
Hoy me da lástima de lo ser lo que nunca en mi vida quise o soñé ser;
pero ya no importa ni vale arrepentirse, lo que está hecho, ya no se puede
deshacer; creo que eternamente seguiré siendo lo que hasta hoy he sido una
ramera barata, los pocos atributos que tengo, cada día los estoy perdiendo, mis
senos ya están caídos (por fin les ganó la fuerza de gravedad), mi trasero está
a punto de llegar al suelo y está muy débil de carnes; este oficio acabó
conmigo y con las pocas cosas que tenía buenas en mi ser. Creo que seguiré
durante mucho tiempo siendo una de esas putas baratas, pues para poder ganar
algo más de dinero, tendría que hacerme una liposucción o una de esas cirugías
que tal vez podrían cambiar un poco mi apariencia.
Sin fecha
Anoche empecé una relación con un joven menor que yo (15 años), es
bastante experto en el arte de hacer el amor, algo tierno y delicado, eso fue
lo que más me gustó; se enamoró de mí, porque descubrió en mi forma de ser, esa
mujer que siempre había soñado en su mente, esa mujer que colmaría todas sus
expectativas sexuales; creo que me adora con todo su corazón y me da una
seguridad enorme, tanto en mi aspecto femenino, como en mi oficio de
prostituta.
Sin fecha
Ya son varios los meses que llevo con Saúl Ernesto, es muy comprensivo
conmigo, me lleva a comer, bailar y a pasear cada ocho días a algún lugar
distinto, es demasiado cariñoso y siempre se comporta como ese hombre ideal. En
mi oficio no he tenido ningún otro percance, me ha ido de maravilla, estoy
volviendo a tener ese apogeo con los hombres e igualmente estoy trabajando a
domicilio, la cosa marcha a pedir de boca; estoy demasiado contenta y eso es
algo que me llena de muchísimo orgullo.
Sin fecha
Hace quince días Saúl Ernesto, me pidió matrimonio, fue algo muy
significativo para mí, pues nunca ningún otro hombre lo había hecho, al
principio no supe que responderle; ya que me sentí algo sorprendida con
semejante propuesta, pero al cabo de unos segundos, simplemente le dije:
"amor mío, lo nuestro lleva muy poco tiempo, sé que me quieres tanto, como
hasta ahora lo estoy haciendo yo; no sabes que feliz me siento de que una
persona como tú, me haga semejante petición; pero eres demasiado joven para mí
y siempre he querido y he pensado que alguien tan interesante como tú Saúl
Ernesto, se merece lo mejor; por lo tanto, así me duela decirte esto, mi
respuesta es no” Saúl Ernesto, me tomó de sus manos y ahogado en llanto me
dijo: ¡me has roto el corazón¡ y quizás sumido en una de sus mayores rabias, me
atino a decir, no quiero volver a verte Dora Lucía, eres y serás una puta; no
sabes que error tan grande cometí, al enredarme contigo, maldita seas. Lo miré
asustada, pues nunca imaginé que ese hombre tan maravilloso, me enseñaría su
otra cara. Desde ese día no le he vuelto a ver, me duele tanto en el alma,
saber que perdí una de las mejores oportunidades de mi vida.
Sin fecha
Nunca pensé que tendría la fortuna de ganarme unos centavos de más, le
aposté al balotto y sin querer salí favorecida; con el dinero que me gané
decidí invertirlo en un prostíbulo, contraté algunas de mis amigas y junto a
ellas, construí un local adecuado; el nombre de mi local es bastante llamativo "Por lo que arden los hombre". Pero
lo más satisfactorio es que se ha convertido en el mejor bar de chicas de mi
pueblo; toda la semana hay diversión y sexo al 100%, lo único malo hasta el
momento, son las calumnias y los chismes de algunas viejas beatas que viven en
el mismo lugar donde funciona mi negocio y las acusaciones injustas del cura
del pueblo, que invita a los hombres a que no visiten mi bar; a él que le importa lo que hagan los demás
hombres, con tal de que él guarde su castidad.
Sin fecha
Desde anoche estoy en el hospital del pueblo, resulta que por cosas
que uno nunca se imagina, terminé agarrándome a los puñetazos con una puta que
contraté de nombre Laura; pero la maldita era toda una experta en el arte de
pelear y sin
darme cuenta me clavó un puñal en mi estómago, casi me muero. Afortunadamente un hombre me montó en un taxi y me trajo aquí a este hospital, del cual no sé cuando me van a dar de alta. Solo espero que algún día pueda vengarme de esa perra asquerosa.
darme cuenta me clavó un puñal en mi estómago, casi me muero. Afortunadamente un hombre me montó en un taxi y me trajo aquí a este hospital, del cual no sé cuando me van a dar de alta. Solo espero que algún día pueda vengarme de esa perra asquerosa.
Sin fecha
Ya estoy un poquito mejor de esa puñalada, lo malo es esa cicatriz que
tengo en mi cuerpo. El negocio marcha bien, ya esta bastante posicionado entre
los hombres del pueblo y eso me llena de satisfacción; he tenido muchas ganas
de volver a hacer el amor, pero mi incapacidad médica me lo prohíbe, cuando
esté nuevamente de pelea, lo voy a hacer todo el día y toda la noche hasta
agotarme, me hace tanta falta sentir el miembro de un hombre en mi cuerpo.
Sin fecha
Como no he tenido nada más con nadie después de lo sucedido con Saúl
Ernesto, me incliné por experimentar de lleno una aventura o algo por el estilo
con una amiga lesbiana que había conocido mucho tiempo atrás. La verdad me he
sentido bien y a pesar de que es una nueva experiencia, la he pasado muy chimba,
ella es demasiado tierna, no tan brusca como lo son hombres, su delicadeza para
recorrer con su lengua mi cuerpo, es fascinante; definitivamente me ha hecho
vivir cosas, que nadie en este mundo me había hecho sentir; su dulzura es única
y su modo de tratarme en el lugar que estemos, es simplemente genial. Su nombre es Ofelia
de Jesús.
Sin fecha
Hasta ahora he comprendido que realmente estaba perdiendo el tiempo
revoleándome con hombres, ser lesbiana es algo maravilloso o es que estoy
totalmente ciega de amor y por eso pienso y escribo esto; no he tenido
relaciones con hombres hace más de cinco meses y eso me da mucho que pensar,
pues tal vez no son tan necesarios o ya estaba bastante cansada de ellos,
porque llevo más de diez años ejerciendo este oficio de puta, de pronto hasta
aquí haya llegado y me incliné por ser lesbiana. Ofelia de Jesús se ha
convertido en una nueva esperanza para mí, el estilo de vida que llevo junto a
ella, me ha hecho cambiar radicalmente cada uno de mis pensamientos y el modo
de ver la vida, he comprendido que ser puta no es el destino que debe tener una
mujer, sino que por el contrario, la mujer debe valorarse como tal y ser la
esencia de la continuación de la obra de Dios; no se ni porque escribí eso tan
bonito, pero así piense cosas maravillosas acerca de los que debe ser una
mujer, en el fondo siempre sabré que lo poco que tengo ha sido gracias a mi
vagina y al haberme acostado con más de ciento cincuenta malditos hombres. Cuatro meses después.
Cuatro meses después
Hoy me pasó lo que nunca pensé que me pasaría con mi compañera, sin quererlo o tal vez sin imaginarlo,
descubrí a Ofelia de Jesús, haciendo el amor en nuestra cama con otra mujer, la
vendedora de productos Ebel, me dolió putamente en el alma, saber que ella
también me era infiel y quien sabe desde cuando. Sentí tanta rabia que lo único
que hice fue coger de las mechas a esa infame y golpearla mientras que la
cínica y descarada de la Ofelia de Jesús, huyó como una liebre acorralada,
quien sabe hacia adonde. A mi me
llevaron presa durante tres días por haber golpeado a esa miserable, pero eso
no me importó, ya que había estado varias veces encerrada y con la ira que
tenía aguantaba lo que fuera. Nunca más he vuelto a ver a esa desgraciada, la
que logró confundir mi oficio de puta y que ciegamente me hizo pensar que ser
lesbiana era algo maravilloso. Si me la encontrará estoy seguro que le partiría
en dos ese rostro, por haberme hecho perder el tiempo jugando a ese estúpido
sentimiento llamado amor.
Sin fecha
¡Ah! que placer escribir esto, ¡estoy más puta que
nunca¡, lo hecho en casi todas partes, en los ascensores, en los buses, en la
playa, en las esquinas de las calles, en las bancas del parque, en la cocina,
en la iglesia, en el cementerio, en el bosque, ¡estoy más puta que antes¡, nada
me importa, solo hacer el amor con quien me lo proponga, no le he cobrado nada
a nadie, ¡que viva el sexo¡ si tengo alguna enfermedad venera me da lo mismo,
solo quiero desahogar mi sufrimiento respecto al amor, fornicando a toda hora,
a cada momento y cada instante, solo quiero sexo y nada más.
Sin fecha
Lamentablemente todo tiene un principio y al mismo tiempo un final,
siempre quise ser una ejecutiva y terminé siendo todo lo contrario ¡una puta¡.
Ayer estuve donde el médico haciéndome un chequeo general, pues quería saber
las causas de algunos dolores de cabeza, nauseas y mareos que había estado
sintiendo los últimos días. El diagnóstico del doctor, fue el que siempre traté
de esquivar, "tienes sida", fue su contundente dictamen, no lloré
pues sabía que eso le pasaba a los hombres y a las mujeres que siempre se la pasan
de cama en cama y haciendo el amor sin ninguna protección. Al salir del
consultorio, si derramé algunas lágrimas, pero no de tristeza, sino de rabia
conmigo mismo.
Dora Lucia una mujer
sencilla y como casi todas humilde, tristemente escogió el camino de la
prostitución, por ironías de la vida, en algún tiempo quiso cambiar su oficio
de puta por el de lesbiana, pero una decepción amorosa la obligó a seguir una
ramera barata. Un día le diagnosticaron sida, pero no murió de esta terrible
enfermedad, sino en la sala de cirugías de un prestigioso cirujano plástico
quien enamorado de Dora Lucía, quiso hacerse una liposucción, lo que ella por
culpa de su avanzada edad no puedo soportar. Hoy reposa en el cementerio “Otra
nueva esperanza” a su entierro no fue nadie de su familia, solo asistieron el
cura y los de la funeraria “El descanso” y en su tumba alguien escribió unas
sentidas palabras a manera de epitafio “no solo el sexo te da placer, también
las cosas que son prohibidas”
LA HISTORIA DE UN GAY
Desde pequeño se sintió un ser distinto a los demás, mientras sus
amigos jugaban con sus carros, sus armas, sus bolas de cristal; a él le llamaba
de manera extraña la atención, las muñecas y los juegos que solían jugar sus
hermanas y primas. Nunca pensó que más tarde el cuerpo le pediría a gritos,
sentir y conocer con mayor profundidad el universo de las mujeres. Desde
pequeño, tuvo una voz y actitud delicada consigo mismo y con cada uno de sus
allegados. En el colegio nunca jugó fútbol, luchas o hizo maldades como sí lo
hicieron sus amigos; a él le fascinaba hablar con las mujeres de las novelas,
de moda, de hombres o simplemente chismosear
de alguien o de algunos. En su hogar tenía la comprensión de su madre y de su
hermana menor, por parte de mi padre y hermano mayor, sentían solo odio
y desprecio, pues sabían que mi ser, habitaba en cuerpo ajeno, que a pesar de
tener fisonomía de varón, mis hormonas eran femeninas.
Cuando me gradué, lo primero que hice fue dirigirme a la ciudad, pues
no aguantaba tanto deprecio por parte de mi padre y de mi hermano mayor. En la
ciudad descubrí que no solamente yo era distinto, allí conocí a muchas personas
como yo, gays. Al principio sentí algo de miedo al tener que enfrentarme a ese
nuevo mundo, quería liberar esa mujer que llevaba en mi interior, esa ternura
que brotaba por mis poros; no fue fácil aceptar que tenía que vestirme como
mujer e incluso maquillarme (aunque todas las noches de mi adolescencia lo
había ensayado en mi cuarto). Con la ayuda de mi amiga Michelle,
conocí los lugares que solían frecuentar las personas como yo, los maricas,
como solía decirme mi estúpido padre. En esos bares la rumba era total, se
podía vivir a plenitud la libertad, no había lugar para apariencias o algo por
el estilo, se podía conocer personas con talentos maravillosos e incluso vivir
con ellos, una noche desenfrenada de pasión y de sexo infernal.
Cuando tenía dieciocho años hizo por primera vez el amor con otro hombre,
fue un despertar a una realidad jamás imaginada, algo que él nunca había soñado
y menos que iba a vivir en plena juventud. El nombre de ese primer amor, fue
Eugenio Montero, un multimillonario, dueño de varias empresas, supermercados y
hoteles de varias ciudades. Lo conocí en un bar llamado "labios
rojos", un local ubicado en el centro de la ciudad de Medellín. Mi primera
vez fue en una habitación de un prestigioso hotel, me sentí algo nervioso, pues
a pesar de no saber qué iba a experimentar, decidí pasar la mejor noche de mi
vida; él me beso mis labios con una ardiente pasión, mi corazón palpitaba con
la velocidad de la luz y en todo mi cuerpo sentía un éxtasis que nunca podré
olvidar, su cuerpo danzó sobre el mío, como una ola embrujada por el viento,
ese hombre dejo en mí, la llama ardiente del amor, una noche como esa, nunca
más volveré a repetir en mi vida. Después lo hicimos en varios lugares, en
diferentes hoteles y en un montón de sitios no imaginados. Un día desapareció
de mi vida, sin dejar siquiera un fotografía suya, un teléfono o una dirección
donde poder localizarlo.
A los veinte años ingresó a la universidad, escogí la carrera de
enfermería, mis compañeros me aceptaron con agrado, pues al fin de cuentas,
casi todas eran mujeres, los dos únicos hombres que estudiaban conmigo eran
como yo, gays. Desde el primer día de clases me llamó muchísimo la atención el
profesor de matemáticas de mi amiga Nicole, solo inspiraba algo, que en todo el
sentido de la palabra, ¡un verdadero macho!, no sé que sentía cuando pasaba
cerca de mí y con su voz gruesa de hombre, saludaba a mis compañeras y a la
imbécil de Nicole. Mi corazón palpitaba con tanta fuerza que solo soñaba con
ver a ese hombre desnudo en mi cama y sediento de pasión por mí, cuantos
suspiros y frases románticas lance al aire por esa maravillosa obra de arte
esculpida por Dios y después de haber soñado con él tantas veces, un día se me
hizo ese sueño realidad, esa es otra de las tantas experiencias que nunca
olvidaré.
Se enamoró perdidamente de aquel profesor, su nombre
era, Manuel Arialdo, sus ojos azules preciosos y su cuerpo escultural, le daban
a mi entorno una gallardía sublime y armoniosa. Mi amiga Nicole un día me lo
presentó y cuando le hablé por primera vez, mis manos sudaron de una extraña
manera, pero mi alma se sentía dichosa, un sueño se estaba empezando a hacer
realidad. Después de mucho esperar, al fin pude conocer algunos datos de esa
divinidad de hombre, su dirección postal, su e- mail, sus hobbies y el número
de su celular, me sentí el gay más dichoso de este universo. A partir de ese
día, busqué mil formas de conquistarlo, tenía que ser mío como fuera, quería
sentir ese hombre en lo más profundo de mi corazón, besar sus labios y
acariciar cada poro de su piel, compenetrarme con toda su esencia.
Mis estrategias funcionaron, dos semanas más tarde Manuel Arialdo y yo
éramos amantes y por cosas del destino, él resultó que era más gay de lo que
nunca había soñado, pasábamos las tardes juntos, íbamos a cine, a pescar, a
jugar tenis, a leer a la biblioteca, a bailar. En fin, éramos una pareja ideal,
pero como no todo en mi vida es color rosa, un día descubrí que me engañaba con
mi primo Duván Ernesto, el más asqueroso de todos los hombres que conocía.
Después de esta amarga relación, me dediqué exclusivamente a estudiar culinaria
con un chef de categoría internacional, pues necesitaba algo en que distraerme
y cocinando era una de las formas que consideré más indicada, para poder
olvidarme de Manuel Arialdo.
Los meses pasaron y no fue fácil olvidarme de aquel profesor de
matemáticas que alguna vez me hizo el amor con tanta locura y pasión. Pero de
algo si estoy seguro y fue que él dejó en mi vida instantes muy hermosos,
porque las cosas que ambos vivimos, dejaron una huella indeleble en mi corazón,
que solo con la llegada de un nuevo amor, pude sanar esa herida que me
atormentó durante varios meses mi trágico destino. Mi amiga Martha Inés, me
presentó a uno de sus compañeros de trabajo que era gay, para que saliera con
él y ambos nos distrajéramos, ya que él también había sufrido recientemente una
decepción amorosa y por ende sería bueno que compartiera ese dolor con alguien
de su misma inclinación sexual. El compañero de mi amiga Martha Inés, se
llamaba Clementino de Jesús, era alguien muy apuesto y preparado, graduado en
ingeniería de sistemas, artes marciales y administración de empresas. Con él me
paso algo curioso, a pesar de que solamente íbamos a ser amigos, nos
compenetramos tanto que terminamos por ser amantes. Al principio manejamos
mucho la discreción, pero con el paso de los días nuestra relación tomó tal
fuerza que poco nos importaba lo que la gente pensase de nosotros.
Durante el tiempo que estuve con Clementino, nunca dude de su amor,
antes por el contrario me sentía feliz de la vida, siendo el compañero de tan
maravilloso hombre. Con él estuve pasando una temporada en las islas de San
Andrés, allá hicimos de todo, la pasé de maravilla con tan maravilloso ser
creado por Dios. Me da vergüenza escribir como hacíamos el amor en la playa,
era increíble saber que nos amamos bajo la luz de la luna y sintiendo el calor
de nuestros cuerpos desnudos bajo las brisas que traía consigo el océano.
Planeamos que en un futuro no lejano, iríamos a Cuba.
La relación con Clementino no duro sino unos cuantos meses, porque el
escondía un secreto que muy pocos conocíamos. Cierto día quedamos de
encontrarnos en nuestro departamento para hacer el amor y pasarla bien rico; me
dejó plantado, por vez primera, Clementino no me cumplía una cita, lloré como
un niño que espera su biberón. Alguien que nunca supe quien fue, llamó a mi
celular y dijo con su voz delicada, "Rodrigo de Jesús, tu compañero, te es
infiel y si quieres saber con quien, ve al hotel "Punto g" y lo
descubrirás.
Al instante tomé un taxi que me condujera hacia a ese hotel y al
llegar a aquel sitio me llevé la sorpresa más grande de este universo, el amor
de mi vida, el dueño de todos mis sueños, la razón de mi existencia Clementino,
me estaba jugando sucio, no lo podía creer, me sentía el ser más desdichado de
este mundo, mi rostro parecía una migaja abandonada a la intemperie, no supe
que hacer, pues hasta ganas de vomitar me dio, cuando vi que la persona que se
había robado mi corazón me engañaba de la manera más sucia y traicionera, no
con un hombre, sino con una estúpida mujer. Esta es una de las experiencias que
me ha dado más duro en mi corta existencia.
En vista de no haber conseguido trabajo como enfermero, me resultó la
oportunidad de laborar como educador en un prestigioso colegio. Al principio
sentía algo de temor, pues no sabía como iba a ser recibido en aquel plantel
educativo. Me asignaron el grado décimo y undécimo, para que les dictará el
área biología, todo me salía de maravilla, hasta que un día por la puerta de
ese salón de clases entró ese hermoso estudiante, su nombre era Freiner
Armando, su tierna cara angelical y esa voz de adolescente a punto de florecer,
hicieron que mi corazón empezara a sentir de nuevo el lenguaje de amor.
Por vez primera no supe como conquistar a alguien. Utilicé mil
estrategias y al fin una de ellas dio el resultado perfecto, le di varios
regalos que el con algo de extrañeza los recibió, tenis lujosos, ropa de marca,
cds originales de reggaetón y una moto DT 500, fueron los obsequios que
lograron que este joven semental, se fijará y terminará accediendo a cada una
de mis caprichos sexuales. El apartamento que tenía alquilado, lo utilizamos
como nuestro nido de amor. La relación con este joven fue algo genial, nunca
discutimos por nada, la pasamos de lugar en lugar, nuestro romance era algo de
total locura y a pesar de que sus amigos lo molestaban por lo nuestro, a él
nunca le importó el que dirán.
El final de este idilio y de mi carrera como educador, sucedió de la
manera más insólita. Un día no aguantamos la tentación de estar compenetrados
el uno con el otro y en un ataque de demencia, convidé a Freiner Armando a que
hiciéramos el amor en uno de los baños del colegio. Allí la más sublime de las
pasiones nos envolvió con una magia misteriosa y como nunca lo habíamos hecho,
lo hicimos, me sentía volar por el aire y quería que el tiempo se detuviera.
Pero aquel instante de amor se vio interrumpido cuando el rector del colegio
nos descubrió en semejante acto sexual, no hubo que presentar disculpa alguna,
me echaron a la calle como el más miserable de los perros y a mi amado Freiner,
sus padres lo enviaron para otra ciudad.
Deambulé durante mucho tiempo las calles, sediento del amor de aquel
joven que había llenado mi espíritu de alegría, de pasión y de un sentimiento
que nunca nadie podría igualar. Después de aquel triste episodio de mi vida con
aquel joven adolescente, me dediqué a vender productos de Avon y Ebel, para
poder sobrevivir a todo lo que me esperaba en esta vida. Mi amiga Martha Elvira
me estaba ayudando a conseguirme un buen trabajo, lo que me llenaba de
esperanzas, pues ella tenía las influencias que nunca en mi vida podré tener.
Al paso de unos cuantos días, logré conseguir otro empleo como vendedor de
zapatos en un almacén llamado "LO QUE
NECESITAS PARA PISAR". Allí laboré durante casi dos años, como
siempre me pasa, me despidieron porque me enamoré perdidamente del hijo del
dueño de aquel lugar y una vez en plena borrachera, le declaré mi amor y lo
invité a que pasáramos la noche juntos. Él como todo macho que se respete, me
dio un puñetazo que me partió la nariz y una patada que logró romperme unas
cuantas costillas. El resultado de aquella muestra de valentía fue que me
echaron de aquel sitio por "cacorro". Ese fue el argumento del dueño
de aquel lugar.
Mi situación económica se puso algo dura, a lo que no hubo más remedio que dedicarme a vender empanadas y
buñuelos en la esquina de mi casa, la venta de estos productos fue
genial, tenía clientes que todos los días consumían mis apetitosas empanadas,
papas, tortas de carne, lo que me llevó a contratar a un ayudante. En mi barrio
nadie sabía de mis gustos sexuales, si sabían que era algo delicado pero nunca
nadie me había visto con alguien en especial, pues a mi apartamento solo venían
modelos, ejecutivas y mujeres normales.
Mi negocio marchaba bien hasta que un día descubrí que me estaba
enamorando de mi ayudante, algo que nunca me imaginé que me iba a pasar,
pues él era algo soez, mal vestido y de malas costumbres. Los días iban pasando
y mi amor hacia Hugo Matías crecía con mayor fuerza. Sin pensarlo
mucho le declaré mi amor
de la manera más original
que me nació, en una servilleta le escribí con tinta roja su nombre, al lado un
corazón con el mío y en un rincón las siguientes palabras "me gustas a pesar de lo que eres, daría mi
vida por hacerte mío". Él se sorprendió e igualmente aceptó que también yo
le interesaba y mucho.
La relación con Hugo fue algo
que marcó con sangre mi existencia, es algo que he tratado de olvidar pero que
el destino todos los días me la vuelve a ser vivir y por eso cada vez que
observo las parejas en las calles de la mano y besándose, llega a mis recuerdos aquel fatídico martes 21 de Marzo,
cuando en aquel callejón descubrí a Hugo Matías haciendo el amor con un
indigente y lleno de rabia, tomé un pedazo de ladrillo y me lancé con una
violencia jamás imaginada en mí, sobre aquel sucio hombre y lo golpeé sin misericordia en su cabeza; su sangre empapó mi
ropa y mi rostro, pero eso no me importó; a pesar de que iba a llevar en
mi conciencia, el peso de ser un asesino. Hugo Matías, me miró sorprendido y
salió huyendo como alma que lleva el diablo. Desde ese día nunca más lo volví a
ver.
El comentario de que yo era el asesino de un indigente se regó por el
barrio, alguien a parte de ese miserable de mi novio, me había visto. Me tocó
fugarme y dejar todo lo poco que tenía atrás. Me marché hacia el único lugar
que pensé me brindarían el más sincero amor y me
ayudarían a sobrepasar esta delicada situación, mi hogar. Mi padre ya
estaba muerto, mi hermano mayor era un sargento de la policía y mi hermana era
dueña de un centro comercial, la suerte siempre la favoreció y por ende también
el amor. Mi madre me recibió con lo brazos abiertos y fue mi confidente
especial; le pude contar todo lo que en mi vida me había tocado vivir, mis
sufrimientos y sueños realizados. En el pueblo algunos me recordaban con
agrado, otros como cuervos querían devorarme vivo, les dolía mucho que alguien
como yo, gay, hubiera tenido más suerte que ellos.
Con mis sobrinos Lázaro y Timotea, me la pasaba casi todos los días
jugando, pero con el tiempo se me vino a la cabeza crear un grupo cultural,
donde el teatro, la pintura y la trova, fueran una forma más de distracción en
aquel pueblucho. Al principio esta corporación dio mucho de que hablar en mi
terruño. Pero después de varios meses de brindar muchas funciones, la gente se
cansó de ver nuestro espectáculo y fue ahí cuando no hubo más remedio que
acabar con esta otra locura. En aquel pueblo solo duré unos cuantos meses. Al
final tomé nuevamente mi camino y me dirigí hacia otra ciudad, con mi maleta
cargada de sueños, ilusiones y esperanzas.
Los primeros días sobreviví con el poco dinero que había logrado
ahorrar con la presentación de aquellos espectáculos en mi pueblo, pero con el
paso de los días ese dinero se fue agotando y por ende empecé a sufrir
muchísimas necesidades que solo con el tiempo, pude llegar a superar, hoy mas
que nunca extrañaba todo lo que había tenido.
Mi situación económica no era la mejor, aguantaba hambre casi todos
los días, la única forma de ganarme la vida, era vendiendo chance, algo en lo
que ganaba muy poco, pues mucha gente prefería jugarle a esas mujeres culonas y
tetonas que hacían lo mismo que yo. Como las cosas no me salieron tan bien en
este empleo; mi amigo Yader Emilio, me brindó la oportunidad de estudiar
peluquería, me sentí muy feliz aprendiendo este oficio, era algo que alguna vez
había soñado. Durante dos años y medio me dediqué a estudiar todo lo referente
a este arte.
En este curso solo tuve una relación con uno de mis compañeros, Jaime
Benito, un hombre sencillo, inteligente, genial y un excelente amante (no
escribiré más comentarios). Cuando terminé este estudio, mi amigo Yader Emilio
me prestó dinero para montar un salón de belleza, el nombre de este sitio fue
algo que me salió de la nada "Brisas de amor", esa fue la razón
social de mi negocio. Durante los primeros meses tuve varios clientes y solo me
pasó una dificultad, fue que alguna vez sin querer o tal vez lleno de nervios,
le corté la oreja a un hombre que estaba peluqueando, él enfurecido se levantó
y me golpeó tan fuerte que no pude volver a la peluquería durante dos meses.
Además destrozó mi local, ¡estúpido macho!. Cuando volví a laborar en el salón
no tuve la suerte de los primeros meses y por ende me tocó buscar otra forma de
ganarme la vida.
En esos días estaba de visita por mi pueblo un circo, era un
espectáculo sin igual, payasos que se burlaban de los asistentes de la manera
más cómica, malabaristas que jugaban con su vida de la manera más increíble,
bailarinas exóticas y magos de lujo, eran lo que engalanaban cada noche aquel
circo. Tuve la suerte de caerle súper bien al dueño de aquel circo, el señor
Rafael León, todo un experto en el mundo círquense,
quien me ofreció la oportunidad de laborar en este lugar como aseador de
los leones, un trabajo muy rudimentario para mí, pero en vista de no tener
trabajo me tocó aceptar.
Al comienzo fue muy divertido pues sentía algo de miedo al estar cerca
de aquellos animales tan salvajes, pero con el paso de los días ellos se fueron
acostumbrando a mi, lo que me llenaba de fuerza y seguridad, todo iba bien,
hasta que una noche en que les estaba dando de comer, uno de esos miserables
saltó hacia a mi y me mordió una mano, con tristeza
me tocó observar como mi mano sangraba y mis ojos lloraban al saber que
había perdido dos de mis dedos. Esa escena fue una de esas cosas que de vez en
cuando por la noche me atormenta cada vez que la recuerdo. Después de viajar
por diversos municipios y de haberme besado y hecho el amor con un malabarista
en todos los moteles de los pueblos que visitamos, el destino me tenía una
sorpresa como las que estaba acostumbrado a vivir, ah se me olvidaba, Ismael
Lisandro estaba buenísimo; pero lo que no sabía es que este era casado y cuando
lo supe me dolió tanto saber que esa belleza de hombre, compartía su amor con
una estúpida mujer, no le hice ninguna clase de reclamos, pues no llegué a
sentir nada por él. Me retiré de aquel trabajo, al comienzo me desesperé mucho,
la falta de dinero para comprar algunas cosas, me llevó a buscar en los avisos
clasificados algo para ponerme hacer. La única opción que consideré asequible,
fue la de trabajar como mesero en un restaurante llamado "Vista
alegre".
Allí todo desde el comienzo fue excelente, pues en pocas días me ascendieron a asistente del chef, para algo había
servido mis estudios de gastronomía. En el campo sentimental sucedió
algo muy vacano, porque me ilusioné con uno de los cajeros de aquel
restaurante, su nombre Tomás Cipriano, joven, educado, artista y una fuente
constante de mi inspiración. Con él quise llevar una relación seria e ir muy
despacio, ya eran muchas las cosas que me
habían tocado vivir con respecto al amor. En mi trabajo todo salía a pedir de
boca, cada día me perfeccionaba más en el arte de la gastronomía y con
Tomas Cipriano decidí irme a vivir a un apartamento algo pequeño, pero lo
suficientemente cómodo para los dos. La vida entre ambos era algo genial, nos
entendíamos de maravilla, nunca discutimos por nada y con el paso de los meses,
nuestro amor se fortalecía más.
Con él compartí mi vida durante dos años, tiempo en el cual, lo pude
conocer, hasta que un día la muerte disfrazada de cáncer, se lo llevó de mi
vida. Le guardé luto durante varios meses y decidí marcharme hacia otro lugar,
para olvidarlo para siempre. Con el paso de los días me resultó trabajo como niñero
en la casa de unos malditos burgueses. Esta familia me abrió las puertas de su
hogar sin ninguna clase de desconfianza. Les conté mi historia, cada una de
esas cosas que me había tocado padecer y realizar en mi corta existencia, pero
nunca les dije que era homosexual. Los niños eran dos infantes de 7 y 12 años
respectivamente, eran muy simpáticos, sus nombres eran Lisímaco y Concepción.
Nunca me colocaron problema, siempre se comportaron a la altura conmigo y esto
me hacía sentir bien; aunque en el fondo de mi corazón me hacía falta tener el
amor de alguien, de un compañero, al cual le pudiese brindar mi alma, mi pasión
y cada una de las cosas que hacia tanto tiempo no recorría mi cuerpo.
El estar tanto tiempo al lado de Lisímaco, me hizo sentir cosas por él
que no sabía como describirlas, fue algo que nunca en mi vida pensé qué me
pasaría, involucrarme con un menor de edad. Este sentimiento se apoderó de mí y
fue algo con lo que no tuve las fuerzas suficientes para luchar y fue ahí
cuando cometí el más grande de mis errores. Lo conquisté dándole pequeños
detalles que lo fueron enamorando poco a poco de mí. Un día no aguanté las
ganas de hacerle el amor y lo llevé a mi cuarto, engañándolo con el pretexto de
que le iba a dar el regalo que el tanto anhelaba.
Cuando llegamos a mi cuarto, lo besé y acaricié sin medir las consecuencias de aquella perversión, cuando todo
parecía iba a tener un final de película, llegaron sus padres y nos
sorprendieron en pleno acto erótico, el señor Merlino me dio un par de golpes
en mi rostro y me sacó a patadas de su casa; yo salí llorando y arrepentido de
lo que había hecho, supliqué perdón y misericordia, pero nada de eso me sirvió,
pues al otro día fui arrestado y conducido a la cárcel modelo por violación de
menores. Allí viví otra extraña etapa de mi vida, la cual me ha atormentado
cada día, cada noche, cada momento en que veo al frente mío un niño.
Al llegar a la prisión, alguien gritó con cierta ironía, ¡muchachos
carne nueva y fresca¡, no sabia que significaba esa expresión, hasta que el
guardia me dijo que en este lugar sería violado, ¡maldito pervertido!. La vida
en la prisión fue algo desagradable, la primer noche fui violado por cinco
hombres, todos corpulentos, asquerosos, malolientes. Todo eso me lo tenía
merecido, además fui golpeado sin misericordia. Al otro día estaba conociendo
la enfermería de aquella cárcel. A los tres días salí algo convaleciente, mis compañeros me miraban con desprecio, pues así eran
como miraban a los violadores de niños, ¡maldita suerte la mía¡ era lo que
pensaba a diario.
Estuve dos años en prisión, tiempo que me dieron, pues mi
comportamiento me rebajó una gran cantidad de meses. En aquel antro de mala
muerte, aprendí fotografía, diseño de modas, artesanía y un montón de cosas que
más adelante me servirían muchísimo.
Más sin embargo me toco soportar violaciones, maltratos, humillaciones y
montón de cosas, solo por no aguantarme las ganas de estar con alguien y lo más
increíble con un niño inocente y frágil como una mariposa en capullo.
Al salir de aquella prisión no tenía un norte bien definido, estaba
lleno de incertidumbre, me sentía extraño y con ansias de encontrar algo que me
produjera ganancias económicas, pues en
verdad necesitaba dinero para sobrevivir nuevamente. Las esperanzas de
encontrar algo que hacer donde no importara mi pasado, me llevó a la conclusión
de que lo único que tenía y que podía generarme dinero, era explotando esas
cosas que en la cárcel había aprendido con tanta facilidad. Lo primero que hice
fue desarrollar estrategias, planes, objetivos y metas por alcanzar. Me
surgieron miles de ideas, las cuales cada noche que pasé en la intemperie,
fueron pulidas con mucho acierto. Al principio me costo conseguir el capital,
tuve que pedirle prestado a mi tío Elías Fernando.
Con la plata que este me prestó, monté un local donde vendía mis propias artesanías, tomaba fotos para toda clase
de documentos y en los ratos que me quedaban libres, dibujaba y diseñaba
mi propia colección de ropa interior, trajes de baño, collares y un montón de
cosas que día a día iba aprendiendo hacer con la práctica. Todo en este chuzo
iba bien y mis artesanía fueron bien apreciadas por mucha gente, especialmente por los hippie y algunas modelos baratonas que
pasaban por aquel lugar.
Alguna vez tuve la fortuna de conocer a alguien que me brindó la
oportunidad de enviarle mis diseños de moda a los conocidos diseñadores Hernán
Zajar y Oscar de la renta, estos las valoraron y me ayudaron a conseguir todo
lo referente a este mundo, las modelos, la promoción del evento, el local y así
en cuestión de dos meses logré realizar mi
primer desfile. Un certamen que en su totalidad fue financiada por
ambos, unos hombres, en pocas palabras.... maravillosos.
Económicamente me fue de lujo, logré vender toda mi ropa y me
contrataron para diseñar el vestido de una modelo cotizada, una tal Matilde
Eleonora, quien se casaba con un abogado llamado Deimer Alfredo; esta era una
de las bodas más anunciadas del país. Me lucí con el magnifico vestido que
logré diseñar, el cual estaba lleno de lentejuelas, colores sutiles y un estilo
súper elegante, algo que nunca nadie había hecho
Mi mundo a partir de ese momento estuvo rodeado de actrices,
presentadores de televisión, artistas, músicos y personas que se la habían
pasado en el campo del modelaje. Pero otra vez el destino me golpeó y me hizo
sentir como un miserable. Alguien que desde que comencé a vivir esta nueva etapa, había sentido envidia por mi talento,
un tal Fredy Luciano, buscó la forma de acabar el poco y a la vez gran
prestigio que había logrado adquirir.
El maldito me investigó bien, pues descubrió mi pasado y publicó todo
esto en los principales diarios y noticieros del país, lo que causó un desastre
total en mi nuevo estilo de vida. Todo el mundo me negó su amistad, nadie me
volvió a dirigir la palabra y creí que contaba con un buen capital económico, pero no era así, porque sin pensarlo, el banco de
Bogotá, me quitó mi automóvil, mi apartamento y otros bienes, porque tenía un
sobregiro bastante grande.
Este nuevo suceso, cambió radicalmente mi existencia, porque
nuevamente me tocó trabajar en un Bar, no como mesero, sino que esta vez, como
travestí, otra locura que nunca me había soñado. Al principio aquel show era
algo que todo el mundo quería observar, un espectáculo que todos tenían ganas
de disfrutar, conocer y vivir con agrado. Los hombres que asistían a aquel
sitio, eran hombres de mundo, ejecutivos que muchas veces preferían ir a aquel
sitio para evitar ir a casa, además jovenzuelos que aún no se habían podido
decidir cuál iba a ser su verdadera inclinación sexual. En aquel bar me hice
amigo de muchos hombres con los cuales tuve relaciones sexuales, eso sí me
cuide mucho para no contagiarme de alguna E.T.S.; pero con ninguno tuve algo
serio.
Laboré allí mucho tiempo, hasta que mi amiga Cecilia María me consiguió un trabajo como enfermero en un
batallón. No lo dudé y partí hacia la ciudad de Bucaramanga donde estaba
mi futuro, en aquel campo de concentración militar. Al principio me sentí muy
raro, pues el ver a tanto hombre desnudo y fuerte, sentía ganas de abrazarlos a
todos, pero debía controlarme y evitar toda clase de tentación.
Me fue bien en aquel batallón, porque al mes de estar trabajando allí,
me hice amante de un sargento y con él hacia el amor casi todos los días y en
verdad me sentía de maravilla; hasta que un día alguien nos descubrió y el
chisme se regó por todo aquella concentración militar, a mí me patearon por
pervertido y a mi amor lo destituyeron por estar dando mal ejemplo a su demás
compañeros. Deje atrás aquella ciudad y me encaminé nuevamente a Medellín.
Los últimos días de su vida los dedicó a trabajar las artesanías.
Alguna noche una banda de narcotraficantes se disputaban el dominio de un
territorio, Rodrigo de Jesús, se hallaba tomándose unas cervezas y jugando
ajedrez con sus amigos tranquilamente, cuando sin imaginárselo un disparo de
una bala asesina se le incrustó en su cabeza, dando por terminada su trágico
vivir. A nadie le importó la muerte de aquel gay, ni su familia se dio por
enterado; solamente fueron a su funeral, dos viejas chismosas de la cuadra
donde vivió sus últimos días, las que siempre lo criticaron. Aquí da por
terminada la historia de alguien, que nació solamente para sufrir por culpa del
amor, aquel sentimiento que no solo brinda alegría, sino mucha tristeza.
LA HISTORIA DE UN PAYASO
Cuando tenía cinco años, me di cuenta de cuál iba a ser mi profesión
en un futuro. Siempre pensé que los únicos seres humanos que se pintaban su
rostro aparte de los indígenas, eran las mujeres. Que sorpresa tan grande me
llevé cuando por vez primera vi a un hombre pintándose su cara; fue algo increíble,
pues era mi papá. De ahí en adelante supe que en mi futuro iba a laborar como
payaso.
En la escuela durante los primeros años, fui bastante tímido y por eso
mis compañeros de estudio se la pasaban todo el día molestándome. Pero un día
menos pensado, desperté de esa estúpida timidez y me convertí en el chico más
gracioso y burletero de todo el colegio, tanto que los profesores y las
directivas de la escuela no me soportaban. Cualquier día llamaron a mi papá
para hablar con él acerca de mi comportamiento, pero él muy inocente se vino
con su ropa de trabajo, a lo que el imbécil del coordinador de disciplina,
atinó a decir ¡de tal palo tal astilla! mi papá le pegó un par de trompadas a
ese idiota y salió conmigo muy orgulloso de la mano. Por supuesto a mí me
expulsaron de aquel plantel educativo.
De ahí adelante asistí con mi papá a cada uno de sus espectáculos y
aprendí el oficio de ser payaso. Me la pasé todos los días leyendo libros de
chistes, observando películas de humor, estudiando teatro y técnicas de
vocalización y un montón de cosas que más adelante me servirían muchísimo. Se
me olvidaba apuntar esto, nunca terminé mi bachillerato. Con el paso de los días descubrí que siempre en
mi familia había alguien que se había dedicado al mundo de los payasos,
que nuestro apellido era de renombre nacional y por eso me tracé la meta,
aunque algo ambiciosa, de colocar el apellido Barrientos Gutiérrez muy en alto.
A mis trece años fue mi debut como payaso, lo hice en la fiesta de
cumpleaños de mi prima Zoila Inés, mis chistes se robaron la atención de mis
primos y de los demás asistentes a aquella piñata barata y sin clase. Esa
actuación me sirvió para más adelante ser contratado para animar varios eventos
infantiles e incluso ser el hazme reír de muchos otros certámenes. Mi
adolescencia fue pasarme todos los días en compañía de magos, zanqueros,
payasos, malabaristas y otros artistas de circo, de un lugar a otro; muchas
veces aguantando hambre y soportando la desgracia de ser lo que toda mi vida
estaba destinado a ser, un simple, miserable, idiota; pero alegre payaso.
A los veinte años me contrataron los hermanos Gasca
para que trabajara con ellos. Fue una
experiencia maravillosa, porque compartí con esos talentosos artistas que
trabajan allí. En la temporada que viví en aquel circo, comprendí muchas de los
acontecimientos que suceden en la vida de los payasos; alguna vez tuve una
relación con la hija del mago, una bella mujer de nombre Ansolicrei Margarita, con la
cual pretendí llegar bastante lejos; todo entre nosotros era lo más bello de
este planeta, no sentíamos miedo por nada, para nosotros el tiempo no era
importante y nuestro amor era el más sincero de los sentimientos; pero paso
algo que nunca le encontré la gracia, yo que estaba enseñado a reírme de todo
el mundo, sin importar lo que me dijeran, fui víctima de la traición de aquella
mujer, la descubrí haciendo el amor con el domador de animales del circo, un
tal Evodio Serafín.
Nunca pude reponerme de aquel impacto, pero sin embargo me tocaba como
un idiota salir cada noche a presentarme ante esos miles de imbéciles que
acudían a ver aquel espectáculo. Durante varios meses trabajé en aquel circo,
luego me retiré algo cansado de las burlas de algunos de mis compañeros, algo
que en el fondo de mi alma, me dolía muchísimo, porque los payasos también
tenemos alma, así algunos lo duden.
Por recomendación de Fabio
Estorlin me llamaron a laborar en el circo de Bebé. Aquel payaso
tan famoso hace unos años atrás. Mi primer viaje con este nuevo circo fue hacia
el municipio de Frontino, un pueblo ubicado en el occidente de Antioquia. En
aquel bello lugar me pasó algo fuera de lo común, sin conocer ese extraño gusto
en mí, empecé a sentir atracción por un chico que se la pasaba todos los días
alrededor de la carpa del circo vendiendo mangos, su nombre Federico Hilario, un
adolescente en pleno despertar. Me sentía tan atraído por aquel chico que en un
acto que solo el tiempo me perdonará; a él lo seduje, lo conquisté y cuando lo
tuve entre mis brazos, lo amé con pasión desmedida. Mi relación se acabó de la
misma manera que empezó, rápidamente. Cierto día unos chicos amigos de Federico
Hilario, nos descubrieron haciendo el amor junto a la jaula de los micos, ellos
me arrojaron piedras y nos gritaron palabras bastantes soeces, mientras otros
corrieron a la casa de Hilario y le contaron a su madre lo que habían visto. Al
pasar de unos cuantos minutos llegó la madre de aquel chico con la policía; a
mí me llevaron al comando y después me enviaron a la cárcel por corruptor de menores.
En aquella prisión fui la burla de todos esos
criminales que llevaban buen tiempo allí. Me
bautizaron con el sobrenombre del "Payaso gay" y me arrojaban escupa
cuando pasaba junto a ellos; era un ridículo sobrenombre el que me colocaron,
pero ellos tenían la razón. Cuando llevaba cinco meses en aquel antro, ellos me
violaron, "nos habíamos aguantado" me decían los cabrones, unos me
obligaban a que les besara el pene durante un buen rato, los otros me
castigaban con un látigo, haciéndome sentir el dolor por ser un maldito “Payaso
gay”. Mi suerte cambió el día que en la prisión decidieron crear un espectáculo
todo esto gracias a las mujeres benefactoras de la cárcel. Fui designado por el
director del aquel reclusorio para dirigir aquel show.
Al comienzo mis pocos amigos decidieron marchar conmigo a la par en la
puesta en escena de lo que pretendía hacer, con el paso de los días, los otros
reclusos hicieron lo mismo. Esta nueva aventura en mi vida trajo consigo algo
maravilloso, pues nuevamente me volví a enamorar, nunca quise saber quién era
ella, solo sabía que acompañaba a la líder de las mujeres benefactoras, eso
solo era lo que pretendía y anhelaba saber, absolutamente nada más. Me
encantaba verle sus ojos negros y su mirada candente, su cuerpo de ángel recién
despierto y su cabello negro radiante como la brisa del mar celeste.
Cuando me la presentaron me llevé una gran sorpresa, resultó ser hija
de doña Trementina Inés, la benefactora mayor. A mí me presentaron como el “Señor
espectáculo”, pero ella tiernamente me decía "Payasito divino", nunca
quiso saber porque algunos me decían "Payaso gay" eso fue quizás lo
que más me gustó de ella. Su nombre era algo maravilloso, encantaba, producía
cierto misterio cuando lo nombraban, María
Céfora. Con ella logré tener una amistad bastante amigable,
compartíamos mucho tiempo (cuando iba a la cárcel), planeábamos el mejor show
que en un lugar de esos se podría algún día llegar a vivir. Con el paso de los
meses mi amor hacia ella crecía de la manera más rápida jamás conocida, sentía
que la amaba con nunca había amado a nadie más. Todas las noches imaginaba como
iba a ser y que iba a pensar ella cuando por fin me atreviera a declararle mi
amor, no me cabía en la mente lo que ella me fuera a contestar, ¿tal vez me
aceptaría? o simplemente me diría que soy un estúpido iluso, la verdad tenía en
mi ser cierta y abundante curiosidad por saber su respuesta.
A quince días de realizar nuestra función y en vísperas de cumplir
otro año más de vida, tomé la decisión de
revelarle mi verdad a María Céfora; fue en una tarde de sol, un día en
que las nubes dibujaban en el cielo figuras
tiernas como la majestuosidad del rostro de aquella diosa pintada por el
todopoderoso y que ya no aguantaba ni un instante más tenerla en mis
brazos hacerla y sentirla mía, solamente mía. Con una flor en la mano y
sediento de sus besos le dije: "Céfora,
no sé cómo decirte lo que en mi alma hace tiempo está creciendo por ti, en
pocas palabras, ya no puedo vivir sin ti, me encantas muchísimo, eres mi sueño
más anhelado, no sabes lo que daría si me dijeras que tú también me quieres como
lo estoy haciendo yo". María Céfora, me miró con una mirada angelical,
con la ternura de un bebe sonriente y solo dijo: "Rolando Eugenio, no sé qué decirte ni como decirlo, solo
escucha con atención lo que quiero que sepas, soy lesbiana y desde hace varios
años mantengo una relación estable con una
bella mujer que labora como secretaria de una empresa muy importante en
este país". La miré fijamente a los ojos y de los míos brotó una
lágrima triste y melancólica; me paré de aquella silla y me encaminé hacia mi celda, ella no sé qué hizo,
pues no miré para atrás.
Al otro día me envió una estúpida nota, como la que escriben las
mujeres, pidiéndome perdón la desgraciada, afirmando que ella era la culpable
de que un noble e inocente payaso como yo, se hubiera enamorado de alguien como
ella; nunca más le volví a hablar a esa maldita lesbiana e infame mujer. Cuando
se llegó el día del espectáculo, hablé con ella porque me tocaba hacerlo por
educación, todo lo que habíamos planeado
tiempo atrás, salió a pedir de maravilla, el mago, los zanqueros, los
malabaristas, las diferentes coreografías fueron lo que se robaron el
show, desafortunadamente hice parte del rato amargo del evento; una de las
torres que cubrían la carpa se cayó encima de mi cuando estaba presentando mi número,
las consecuencias fueron que me partí en dos una de mis piernas; la ingrata de
Céfora fue la que me llevo al hospital, más sin embargo nunca le di las gracias
por ese acto, soy muy orgulloso. Pase cinco años en aquella prisión, pero allí
aprendí muchas cosas que más adelante me sirvieron de mucho.
Cuando salí de aquella prisión con uno de mis compañeros de aquel
reclusorio, un tal Eloy Andrés, decidimos
crear un circo para tratar de sobrevivir en esta nueva etapa de mi vida; ya que
mi familia me había abandonado del todo y
no sabía absolutamente nada de ellos, algo que me obligaba a sobrevivir
a costa de todo, a ser el guardián de mis metas. Al principio todo nos costó
bastante esfuerzo, fue muy complicado, pues teníamos muy poco capital. Un amigo
de Eloy Andrés le prestó algo de dinero y nuestros ahorros, le dieron vida a mi
sueño, mi propio circo "Barrientos y compañía". Fue fácil reclutar a
los demás integrantes, el mago lo encontré haciendo sus trucos en la calle, los
zanqueros se ganaban su vida vendiendo buñuelos en un prestigioso barrio, las
bailarinas las saqué de un putiadero barato, el domador de animales laboraba
como matarife en un matadero clandestino, los payasos se rebuscaban el pan de
cada día en los autobuses de la ciudad, el
presentador era locutor de una emisora que casi nadie escuchaba, el mentalista
se la pasaba de pueblo en pueblo engañando a la gente con el único pretexto de
que era el mejor en lo que hacía. Estos fueron los artistas que logré reclutar
para mi ambicioso proyecto.
Nuestro primer destino fue irnos hacia la región del occidente de
Antioquia, llevábamos un espectáculo del cual estamos seguro iba a ser el mejor
de todos los circos. Nuestro primer destino fue un pueblo llamado San Jerónimo,
la gente allí nos recibió con bastante agrado. La segunda noche del show pasó
un incidente bastante particular, el lanzador de cuchillos en su acto se
descachó y le clavó uno de sus puñales a la joven que se prestó para este acto.
Sus padres nos demandaron y nos tocó pagar una buena indemnización por aquel
error humano, claro que me tocó despedir de mi circo al lanzador de cuchillos Cledinton Uriel, para evitar
la mala fama del espectáculo "Barrientos y compañía".
Luego de ese penoso accidente la gente no asistió más al circo, temían
que los leones o el lanzador del fuego les hicieran daño. Nos tocó marcharnos
hacia otro lugar y nuestro próximo destino, fue Liborina, un pueblo agradable y
como nadie conocía nuestro accidente en el otro pueblo que habíamos visitado,
nos fue de maravilla, todos los pueblerinos acudieron con fervor a nuestro
show; luego seguimos viajando por Sopetrán, Ebéjico, Santa fe de Antioquia,
Anza, Olaya, Cañasgordas, a Frontino no quise llevar mi circo, sentía cierta
nostalgia en mi corazón, el recuerdo de lo sucedido hace tiempo atrás aun lo
tenía clavado en mi mente y en mi corazón, me dolía mucho saber que había
pasado con Federico Hilario, aquel joven con el cual me involucré
sentimentalmente.
Me sentía orgulloso de tener mi propio circo, ya iba para las setenta
y cinco funciones y mi espectáculo era conocido como uno de los mejores. En
cuestión de dos meses ya había recorrido el occidente y el suroeste antioqueño, en cada pueblo me quedaba solo tres
días, no quería que mi circo fuera como los otros que se quedan un buen
tiempo, cansando a la gente. En el municipio de Marinilla pasó otro accidente
lamentable, el trapecista más experimentado cometió un gran error en uno de sus
entrenamientos lo que le costó la muerte instantánea. La pérdida de Samuel Enrique causó en el
grupo algo de nostalgia, pero el lema de todo artista que se respeté siempre es
"El show debe continuar".
En todos los actos actuaba, me sentía el mejor payaso de Colombia,
aunque muchas veces me llegaba a la memoria aquel recuerdo de la prisión y ese
estúpido sobrenombre que me colocaron esos cerdos miserables, "Payaso gay". Durante varios años el circo
funcionó bien, con algunos problemas pero fáciles de solucionar, mi vida
sentimental siempre estuvo ligada a la soledad, nunca conocí ninguna mujer que
me interesara, eso de ser homosexual solo
había sido por experimentar algo nuevo. Me sentía cada día más viejo y
ya hasta me veía ridículo cuando me pintaba la cara para actuar como payaso.
En la época de Diciembre celebraba con mis compañeros de circo la
navidad, pero en el fondo anhelaba estar con mi familia, la que alguna vez
abandoné y que quería saber algo de ellos, en una de las tantas navidades que
pasé, me exageré en tragos y terminé besando a una anciana de ochenta y cinco
años, lo más gracioso (esa es la vida de los payasos) cuando la estaba besando
sentí que sus dientes me apretaban los labios y que sorpresa la que me lleven
su caja de dientes estaba agarrada a mis labios, que asco el que me dio, pero
eso me pasa por creerme galán de vereda.
Decidí junto a mis compañeros del circo encaminarnos hacia a la región
de la costa pacífica, pretendía llevar mi espectáculo a esos rincones del país.
Cuando llegamos a un pequeño pueblo del cual no recuerdo su nombre, la gente corría entusiasmada como si
nunca hubieran visto a las personas de un espectáculo sírquense. En aquel lugar olvidado por Dios, me pasó una
de las sorpresas más inesperadas en lo que llevaba con mi propio
proyecto de vida. Cuando marchaba en mi campero haciéndole propaganda a mi espectáculo;
sin querer atropellé el perro de una niña que dejo que su pequeña mascota se
atravesara por mi camino y sin querer lo
maté. La niña se acercó a mí y con su cara de ángel lleno de gracia, me miró y
de sus ojos brotaron lágrimas de tristeza por la muerte de su inseparable
amigo; pero al instante llegó su madre, cuando ella me miró sin dejarme decirle
nada me dijo, "Rolando Eugenio, eres tú, soy tu hermana Emma
Rosario", me quedé sorprendido, no lo podía creer, después de tanto tiempo
había vuelto a encontrar a mi hermana. Á mi inocente sobrina me tocó darle
dinero para que se comprara otro perrito. Junto a Emma Rosario compartí los
días que pasé en aquel pueblo, me dijo que el resto de nuestra familia se
hallaba viviendo en el Ecuador. Me dio mucha barraquera cuando me despedí de
ella para continuar con mi gira por los demás pueblos vecinos.
Por no entenderme con algunos compañeros del circo, tuve que
prescindir de sus servicios, no me gustaba para nada que trataran de dañar la imagen de mi negocio. Con la llegada de
los nuevos integrantes, también llegó para mí nuevamente el amor; me
encapriché con una adolescente que había contratado como asistente del mago,
una sensual, candente, tierna y bella mujer llamada Esneda Lucía. Con ella
empecé de manera clandestina una relación, la cual siempre estuvo basada solo en
besos, caricias y diálogo formal, nunca pensé en tener sexo con ella. Los meses
alimentaron de la manera más pasional nuestro sentimiento, cada día crecía con
mayor fuerza esa ilusión que ella había logrado despertar en mí, ese amor que
se hallaba profundamente dormido como el silencio de una noche llena de lluvia.
Un día llevado por una absurda depresión que empecé a sentir por
problemas económicos, me embriagué como el peor de los dementes y sin medir
consecuencias rompí el pacto hecho con Esneda Lucia, abusé de ella, la violé,
no respeté para nada su virginidad, sino como el más asqueroso de los hombres,
la golpeé para poder estar con ella, en el fondo de mi ser la deseaba, quería
sentir el aroma divino de su piel, esa piel tan prohibida para mí, aunque como
un salvaje logré lo que en sano juicio
nunca me atreví a proponerle; ella gritó como una virgen que acaba de
perder lo más sagrado. Luego sentí que alguien me golpeaba mi cabeza y al otro día me desperté en la celda de
una pequeña estación de policía, no recordaba nada, no sabía que error
tan grande había cometido. Mis compañeros llegaron con un paquete en sus manos,
era mi desayuno, me contaron lo sucedido y cuando pregunté por ella, solo me
dijeron que estaba en el hospital, toda llena de moretones y de tristeza por
lo acontecido. Como
Esneda Lucia no
puso ninguna demanda contra mí, me dejaron libre a los cinco
días, pero con la amenaza de que iban a estar muy pendientes de mis actos.
No tuve el valor para acercarme a Esneda Lucia y suplicarle perdón, no
he sido tan conchudo o cínico para hacerlo, sabía que la había embarrado muy
feo, que lo único que merecía era el desprecio más grande de este mundo. Esneda
Lucía en un acto de madurez y de nobleza, me busco, habló conmigo de corazón,
sin que yo se lo pidiera me perdonó, me dijo que lo que yo había hecho tan solo
era causado por el alcohol que llevaba en mi cuerpo y remató su corta
conversación con las palabras que nunca imaginé escuchar, "estoy
embarazada", mis ojos se quedaron sorprendidos contemplando su rostro
lleno de morados y mi voz se derrumbó ante aquellas frases que marcaban para
siempre el destino de mi vida.
Nunca más volví a tomar alcohol en mi vida, solo tenía ojos para
contemplar a aquella mujer y al fruto de nuestro amor, aunque no hubiera sido
concebido como ambos lo deseábamos, los dos sabíamos que ese ángel que ella
llevaba en su vientre, era producto del amor que a diario nos unía, a pesar de
tantos problemas. Los meses pasaron lentamente y me encantaba ver como la pequeña
barriguita de mi amada mujer crecía sin contratiempo alguno, las cosas en el
circo marchaban bien, no me podía quejar, me daba estabilidad económica y tenía
junto a mí, el amor más increíble de este universo.
Pero no todo en la vida es felicidad; una noche en la cual el circo no
tuvo presentación, decidimos irnos todos los integrantes de este a caminar por
las calles de aquella ciudad, en el circo solo se quedaron el celador y Esneda
Lucia con mi hijo José Robertino, esa fue la última noche que los vi a los dos.
Sin saber porque ni a qué hora un corto circuito (según los bomberos) produjo
un incendio que consumió todo lo que con esfuerzo y sacrificio había soñado. Mi
hijo y mi mujer murieron ahí, no pude hacer nada para salvarlos, sus cuerpos
los hallaron vuelto cenizas; mis sueños se perdieron en la inmensidad de aquel
maldito fuego, el amor y las ganas de ser un padre ejemplar, se perdieron en el
humo de aquel incendio que acabó con mis pocas ganas de vivir y de salir
adelante.
A partir de esa noche tomé la decisión de empezar a hacer algo
diferente, no quería ser más un triste payaso, no quería ser el hazme reír de
todo aquel me viera, así que tomé la decisión de irme a la ciudad de Arauca.
Allá habitaba un viejo amigo, el cual hace tiempo que no veía y que muchas
veces me había invitado a que lo visitara. Cuando llegué a aquella ciudad,
tenía en mi mente varios sueños y me sentía
un ser diferente y por ende anhelaba
empezar una nueva vida. Mi amigo Constantino y una mano de lo que
algunos llaman destino, me dieron la oportunidad de trabajar en una finca como
asistente del capataz. Esa era una hacienda
inmensa, allí aprendí a sembrar plátanos, papas, yucas, a ordeñar, a
inseminar y a castrar toros, entre muchas cosas más.
Pero después de cinco meses de un duro trabajo, me
pasó algo que marcó para siempre mi
existencia, fui secuestrado por las F.A.R.C.
Estuve muchos años en cautiverio, pues estos subversivos me acusaban de ser un
sapo de las A.U.C. En el tiempo en que pasé
retenido, escribí un libro al cual llamé "Lo que no le puede pasar a un ser humano",
cuando lo terminé, un maldito guerrillero lo leyó y se rió de lo escrito
ahí y luego lo rompió y lo echó al fuego del
fogón de leña en donde se estaba haciendo
la comida, no pude decirle nada. Aquel acto me dolió mucho y me dio nostalgia de ser una víctima más de
ese flagelo llamado secuestro.
En un cambio de campamento, pues el ejército se acercaba a nosotros, me caí y me quebré una pierna. Estos
malditos me arrastraron sin ninguna clase de piedad y me insultaban por ser un idiota. Después un
guerrillero aprendiendo a manejar un arma
nueva para él, accidentalmente me hirió en una mano. Pensaba para mis
adentros que la persona con más mala suerte de este universo era yo. Cuando el
calendario marcaba ya casi seis años de cautiverio, un jefe de aquel grupo de
rufianes decidió que ya era hora de
liberarme y el único motivo que tuvo, fue
que yo le caía muy mal y que gastar una bala en mí no era justo, así que
me dijo que corriera lejos de su mirada. Ese día corrí tan aprisa que ni siquiera el viento me alcanzó.
Rolando Eugenio, el payaso más
desafortunado de este mundo, el que logró tener su propio circo y
conocer muchos municipios y ciudades de su país. El payaso que perdió el amor
de su vida, Esneda Lucia y su hijo José
Robertino en un trágico accidente, el que fue homosexual, recluso, víctima
del secuestro y campesino; murió de la forma más
irónica una noche en pleno espectáculo suyo y en la tarima de un humilde barrio recibió un disparo en su
pecho de un sucio borracho, que no entendió uno de sus inocentes
chistes. A su entierro solo fueron dos
payasos amigos suyos y un indigente que en vista de no tener nada que
hacer, se vio obligado a ir aquel funeral.
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